Jean-Marie Le Pen cambia de cara. Las federaciones del Frente Nacional (FN) de toda Francia han empezado a recibir los siete carteles de la campaña presidencial para que los militantes los peguen en las paredes. Muchos franceses se sorprenderán cuando vean el cartel sobre la inmigración: una joven de origen magrebí o de algún territorio de ultramar, de piel oscura, cabello rizado, piercing,con el ombligo al aire, insinuando el tanga rosa y con el pulgar boca abajo, junto a un eslogan que dice: "Nacionalidad, asimilación, ascensor social, laicidad. Derecha / izquierda: ¡Ellos lo han roto todo!".

Esta es la representación de la nueva imagen del FN que quiere transmitir Marine Le Pen, la hija del líder, que ocupa la vicepresidencia del partido y que dirige la estrategia de la campaña presidencial de su padre. Marine justifica el cartel, que se refiere a los asuntos en los que la derecha y la izquierda "han fracasado", en que "cierto número de franceses de origen inmigrante son conscientes de este fracaso y quieren obtener respuestas. Muchos de ellos se vuelven hacia el candidato Jean-Marie Le Pen para obtenerlas".

El cartel no ha conseguido la unanimidad en el comité ejecutivo del FN, especialmente entre la vieja guardia de los católicos integristas, pero, según Marine Le Pen, las discrepancias han sido más por cuestiones formales y el eslogan que por la joven, fruto de una selección "interna" entre personas que han aceptado participar en la campaña, pero con la condición de preservar el anonimato. Entre las objeciones de forma, Marine cita, por ejemplo, que a la chica se le vea el tanga.

Diversidad de Francia

Pero el fondo del mensaje es coherente con el que el FN ha transmitido en los últimos 30 años, en opinión de la hija de Le Pen. Diga lo que diga Marine, es difícil conciliar este cartel con las campañas xenófobas del FN y con las condenas por odio racial que han recaído sobre su líder, con la preferencia nacional --idea fundamental del partido de extrema derecha en los últimos años-- o con anteriores pósteres, como aquel que decía: "Dentro de 20 años, seguro, Francia será una república islámica".

Pero, al final, todo se explica. Ahora, los carteles reflejan "la diversidad del pueblo francés", independientemente del origen étnico, religioso o político, en palabras de la vicepresidenta del partido. Otro dirigente afirma que, si el FN gobierna, la preferencia nacional no se olvidará, pero "debe aplicarse a todos los franceses, vengan de donde vengan". La campaña se completa con otros seis carteles. En uno de ellos, Le Pen se rodea de seis franceses con la idea de que, junto al líder del FN, caben todos.

La campaña expresa el giro de Le Pen, una apertura para ampliar su electorado justo cuando el candidato de la derecha, Nicolas Sarkozy, apuesta por pescar en las aguas de la extrema derecha. Los sondeos otorgan a Le Pen entre un 10% y un 17% a menos de cinco meses de las elecciones presidenciales (con el 16,88% pasó a la segunda vuelta en el 2002). Y para crecer, la hija le aconseja al padre: moderación en todas las direcciones y nada de patinazos.