Bisnieta del compositor español Isaac Albéniz, Cécilia Sarkozy se vanagloria de que por sus venas no corre sangre francesa. Su madre, hija de un embajador español, se casó con un acomodado peletero de origen rumano. Cécilia Maria Isabel Ciganer recibió una educación refinada en los ambientes burgueses de París. Sin embargo, esta atractiva mujer, de 49 años, y carácter rebelde e imprevisible, se ha resistido siempre a entrar en el molde de esposa de un político. A Nicolas Sarkozy lo conoció el día de su boda con un popular presentador de televisión, Jacques Martin, padre de sus dos hijas. Como alcalde de Neully, Sarkozy fue quien la casó.

Años más tarde se divorció para unirse a Sarkozy, con el que ha tenido un hijo, Louis, de 10 años. Con este segundo divorcio, Cécilia pone fin a una relación marcada por los altibajos sentimentales y por una intensa colaboración política, ya que ella ha formado parte de los gabinetes de Sarkozy en el Ministerio del Interior y en Economía. En mayo del 2005, antes de la campaña presidencial, el matrimonio atravesó una crisis. Cécilia se fue a Nueva York con un reputado publicista y el entonces ministro del Interior tuvo un idilio con una periodista.

Su regreso fue anunciado por Sarkozy como la reconciliación definitiva. A la influencia de Cécilia se atribuye el nombramiento de ministros y altos cargos del Elíseo, pero su desaparición el día de las elecciones fue el inicio de las espantadas. Su papel de primera dama --que juzga "fastidioso"-- nunca quedó definido.