En una caótica jornada electoral, los polacos decidieron ayer lanzar un torpedo bajo la línea de flotación de la gemelocracia. Según los sondeos a pie de urna, la opositora Plataforma Cívica (PO) se impuso netamente a Ley y Justicia (PiS), el ultraconservador partido de los hermanos Kaczynski, en las elecciones legislativas anticipadas, y el liberal Donald Tusk será el próximo primer ministro.

Según el canal de televisión TVN, esta vez sí acertaron las encuestas y los liberales habían obtenido un 44,2% de los votos y 227 diputados (de 460), mientras que el partido de los hermanos Kaczynski se quedaba en un 31,3% y 158 escaños. Con este resultado, la PO se queda en el umbral de los 231 escaños necesarios para la mayoría absoluta, pero le bastaría el previsible apoyo del Partido Campesino (27 escaños) para formar Gobierno. Eso sí, le espera una difícil cohabitación con el presidente del país, Lech Kaczynski.

Solo otro partido, Izquierda y Demócratas, logró entrar en el Parlamento, con un modesto 12,2% (47 escaños) que puede significar el fin de la carrera política del líder socialdemócrata, Aleksandr Kwasniewski, quien presidió el país entre 1985 y 1995. Los antiguos aliados de Kaczynski, los populistas de Autodefensa y los ultracatólicos de la Liga de las Familias, desaparecen de la Cámara.

"Es el mejor día de mi vida", dijo un radiante y emocionado Tusk, aclamado por centenares de entusiasmados seguidores, instantes después de conocerse su triunfo. "Polonia es ahora la patria de todos los polacos", afirmó el futuro primer ministro, antes de acabar su discurso repitiendo las palabras de Lech Walesa en el fin de la huelga de los astilleros de Gdansk en 1980: "Hemos ganado. Y ahora, a trabajar".

El primer ministro saliente, Jaroslaw Kaczynski, admitió la derrota, pero encajó mal el golpe. "Ha ganado la gente hostil al cambio que hemos impulsado, como la prensa de izquierda y los asesinos del padre Popieluszko", aseguró.

Pese a que estaba previsto que los sondeos se publicaran a las ocho de la tarde, la hora prevista para el cierre de los colegios, la incertidumbre se prolongó hasta las once de la noche. Hasta entonces, la comisión electoral prohibió divulgarlos porque tres colegios electorales del norte del país y dos de Varsovia habían agotado las papeletas de voto, y centenares de personas permanecían en su interior dispuestas a no moverse de allí hasta que pudieran votar.