Casi una semana de disturbios han forzado a la población a refugiarse en casa si sus barrios son seguros. Por las calles de Nairobi se puede ver cómo los habitantes hacen largas colas de espera a las puertas de los supermercados para conseguir víveres, ya muy escasos. La población evita las peligrosas salidas a la calle. También escasea el combustible. El centro permanece cerrado a la circulación, aunque con menos medidas de seguridad que en la periferia.

Según la policía, la situación ha mejorado de forma manifiesta en la ciudad costera de Mombasa, en Kisumu (Valle del Rift) y en Nakuru (región central).