Los labios del expresidente deslizaron palabras apasionadas. Las palabras inaudibles, pura mímica impresa en las pantallas, evocaron las que se decían en público Juan Domingo Perón y Eva Duarte. El balcón de la sede presidencial y la tarima de los oradores fueron, entre 1946 y 1952, los lugares para unir la alcoba conyugal y la patria en un beso. Hoy, aquellas situaciones filmadas en blanco y negro vuelven a todo color.

Con Perón no se jode. Los carteles se esparcieron en el 2007 por Buenos Aires cuando la justicia argentina simuló querer extraditar de España a Isabel Martínez, la exbailarina y tercera esposa del mítico general, a quien había conocido durante su exilio, a fines de los 50, y de quien heredó la presidencia el 1 de julio de 1974. A Isabel se la acusa de encubrir los casi 500 asesinatos de la Triple A. La posibilidad de que fuera juzgada movilizó a un sector del peronismo en su defensa. Otros peronistas, en cambio, todavía esperan verla comparecer ante un tribunal.