El presidente de Zimbabue ha dicho que "solo Dios" lo puede apartar del poder. Mugabe lleva en el poder desde la independencia, en 1980, y hasta hace poco muchos zimbabuenses no podían imaginar otro líder. Sin embargo, su derrota en la primera vuelta electoral rompió el aura de invencibilidad que le acompañaba y puede empujar a muchos zimbabuenses a votar en su contra.

El Movimiento por el Cambio Democrático (MDC) de Morgan Tsvangirai ha denunciado que más del 80% de sus seguidores han sido asesinados y 200.000 desplazados en una campaña de violencia orquestada desde el Estado. Tsvangirai teme que la violencia política aumente en el tramo final de la campaña y se niega además a participar en un proceso que considera "ilegal".

Por primera vez desde 1980, el partido del presidente Robert Mugabe, el Zanu-PF, perdió el control del Parlamento el pasado 29 de marzo. Los resultados de las presidenciales tardaron semanas en publicarse y arrojaron una diferencia de solo 120.000 votos entre Mugabe y el opositor Morgan Tsvangirai, a favor del segundo. La oposición reivindicaba la victoria en primera vuelta.

Las perspectivas de que Zimbabue salga de la grave crisis económica en la que se encuentra son casi nulas si Mugabe sigue en el poder. El presidente zimbabuense se niega a considerar reformas, sin las que Occidente no piensa desembolsar los millones necesarios en ayuda al desarrollo. Los vecinos de Zimbabue temen que lleguen nuevas olas de refugiados.