Tras casi dos años de deliberaciones políticas, debates enconados en los medios y movilizaciones populares en la calle, el Gobierno israelí dio ayer el paso final para recuperar a sus dos soldados capturados por Hizbulá en julio del 2006.

El Gabinete, presidido por el primer ministro Ehud Olmert, votó a favor del acuerdo negociado con la mediación alemana para intercambiar prisioneros con la milicia libanesa chií. Antes, sin embargo, Olmert declaró que tiene la certeza de que sus dos militares están muertos. La captura de ambos hace ahora casi dos años fue la chispa que desencadenó la segunda guerra del Líbano.

El canje aprobado ayer por el Gobierno hebreo con 22 a favor y tres en contra lo ha negociado el funcionario alemán Gerhard Conrad, designado para esta misión por las Naciones Unidas. Según los términos del acuerdo hecho público en Israel, el Estado judío liberará a cuatro milicianos e la guerrilla chií y al terrorista drusolibanés, Samir Kuntar, condenado a cuatro cadenas perpetuas. Además repatriará los restos de los cadáveres de ocho combatientes de Hizbulá caídos durante los 34 días de contienda.

INCÓGNITA SOBRE PALESTINOS Todavía se desconoce si el canje incluirá presos palestinos, como ha insinuado en alguna ocasión el partido-milicia de Hassan Nasrala. Por su parte, Hizbulá devolverá a Israel los cuerpos de Eldad Reguev y Ehud Goldwasser, con cuyo estado de salud se ha venido especulando desde que se encontrara sangre en el vehículo del que fueron capturados.

Ayer, sin embargo, Olmert quiso dejar zanjado el asunto. "Hoy sabemos con certeza", dijo el primer ministro, "que no hay ninguna posibilidad" de que estén vivos y "este conocimiento debe ser la base para la decisión de hoy". Añadió que "es un alto precio, pero es un deber con los familiares". Las familias de los soldados, que durante estos dos años de calvario se han entrevistado con varios mandatarios extranjeros, no quisieron dar crédito a las palabras de Olmert. "Estaban vivos cuando los secuestraron y nadie nos ha dado ninguna prueba concluyente de lo contrario", afirmó el padre del soldado Ehud Goldwasser.

Sin embargo, el escaso precio que va a pagar Israel por el canje avala la tesis del Gobierno. El único preso que en realidad le duele liberar a Israel es Kuntar. En 1979 este drusolibanés afiliado al Frente Popular para la Liberación de Palestina se infiltró en Israel a bordo de un bote junto a otros cuatro milicianos y mató a tres civiles de una misma familia y a un policía. Israel se guardaba la carta de Kuntar como moneda de cambio para obtener información sobre Ron Arad, un piloto de la fuerza aérea israelí que desapareció en el Líbano en una misión contra la Organización para la Liberación de Palestina en 1986. Nunca se han tenido noticias de él. Hizbulá ha reiterado que desconoce su paradero.

FALTA LA FECHA Con el visto bueno del Gobierno israelí, solo falta ahora el intercambio, aunque ninguna de las partes anunció ayer una fecha concreta para llevarlo a cabo. En el último canje entre ambos contendientes en el 2004, Israel puso en libertad a 430 presos árabes, la gran mayoría palestinos, a cambio del hombre de negocios israelí, Elhanan Tannenbaum, y los cuerpos de tres soldados muertos.

La entrega de Tannenbaum se produjo en Alemania, país que ha ejercido reiteradamente de mediador. Antes, en 1986, el Estado judío liberó a 1.150 presos palestinos para recuperar a tres soldados capturados por el Frente Popular en el Líbano. "Si Israel no vela por sus hijos, sus hijos no velarán por él", dijo el ministro israelí, Saúl Mofaz, para justificar la decisión del Ejecutivo.