La caída del Gobierno holandés, incapaz de llegar a un acuerdo para prorrogar la presencia de sus tropas, ha sido la última expresión de la creciente incomodidad que supone para Europa la guerra de Afganistán. Las matanzas de civiles en bombardeos de las fuerzas internacionales y el goteo de bajas tampoco empujan a la opinión pública europea a percibir el conflicto afgano como propio y su implicación como imprescindible. Así, a pesar de que EEUU sí eche el resto con 30.000 soldados más, la petición de refuerzos que Washington formuló en noviembre ha cosechado una respuesta desigual.

ESPAÑA: Mayoritario apoyo político y social al envío de fuerzas

Tras largos años de contraponer la "misión de paz" en Afganistán a la guerra ilegal de Irak, el Gobierno español admitió por primera vez hace apenas una semana, en boca de la ministra de Defensa, Carme Chacón, que el poco más de un millar de militares desplegados en Afganistán se encuentran "en un escenario altamente arriesgado de conflicto y guerra". Aun así, todos los grupos parlamentarios --a excepción de IU-ICV-- respaldaron la decisión de enviar otros 511 militares y 40 guardias civiles a la zona. Y es que las diferencias son abismales con la guerra de Irak. En esta ocasión, nada de grandes controversias con la oposición ni de muestras destacadas de hostilidad de la opinión pública, pese a tratarse de la misión exterior española con mayor número de bajas mortales: 90 fallecidos desde el año 2002.

GRAN BRETAÑA: A más bajas, menos fe de la población en la victoria

Las imágenes de féretros de soldados y las trágicas historias de sus familiares han hecho mella en los británicos. A medida que aumentan las bajas, se reduce la fe en la victoria. Si el pasado julio un 58% de los consultados por la BBC creían que la guerra contra los talibanes era "imposible de ganar", esa cifra alcanzó el 64% en noviembre. El 63% deseaba que los soldados fueran repatriados y el 42% no entendía la presencia del Reino Unido en la guerra. Hasta ayer 263 militares británicos habían perdido la vida. El Reino Unido, el país con más tropas en Afganistán después de Estados Unidos, respondió al llamamiento del presidente Obama con un refuerzo de 500 hombres, con el que sus soldados ya son 10.000. La oposición apoya la intervención. Los reproches están relacionados con los recortes de presupuesto.

FRANCIA: oposición aplastante de los ciudadanos a nuevos envíos

La reacción de Francia a la petición de refuerzos lanzada por Barack Obama el pasado 30 de noviembre no pudo ser más fría. El malestar de Nicolas Sarkozy --que un mes antes se había comprometido a no enviar "ni un soldado más"-- se tradujo en un largo e incómodo silencio. La respuesta no llegó hasta el pasado 5 de febrero. Tampoco estuvo a la altura de las expectativas del presidente norteamericano, que le reclamó 1.500 soldados. La aportación de París se limita a un máximo de 80 instructores, que se suman a los 300 que ya trabajan con el Ejército afgano. Francia --cuarto país en aportaciones a la ISAF-- cuenta ya con 3.750 militares y 150 gendarmes desplegados en la zona. Después de que, en el verano del 2008, 10 soldados fallecieran en una emboscada de los talibanes, la opinión pública se muestra muy crítica. Según un sondeo, el 82% de los franceses se opone al envío de refuerzos a Afganistán.

El goteo de muertos --París ha perdido ya 40 soldados-- ha llevado también a la clase política a interrogarse sobre la estrategia de EEUU. El ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, ha sugerido que la ofensiva bélica como único método no lleva a ninguna parte y aboga por una solución política, que pasaría por iniciar algún tipo de diálogo con los talibanes. Sarkozy planteó sin éxito la posibilidad de movilizar la brigada franco-alemana.

ALEMANIA: Desavenencias en la coalición que lidera Ángela Merkel

A finales del 2009, el 50% de los alemanes aprobaban la presencia de tropas. Un año antes eran el 64%. El Parlamento ha aprobado este mes enviar otros 850 soldados, que se suman a los cerca de 4.500 que ya hay en el país. Llegó a hablarse de enviar 2.000 soldados más, cifra que no se alcanzó por las desavenencias en el nuevo Gobierno y especialmente por la resistencia del ministro de Exteriores, Guido Westerwelle. La negociación coincidió con la polémica por la ocultación de información por parte del Gobierno tras el bombardeo de Kunduz, ordenado por un oficial alemán y en el que murieron civiles el pasado septiembre.

ITALIA: Retirada total de la contienda no más allá del año 2013

Las encuestas reflejan el rechazo del 52%-53% de los italianos al envío de más soldados a Afganistán. Aun así, Roma mandará otros 1.000 antes de fin de año (actualmente son 2.800) y paralelamente reducirá sus tropas en el Líbano y en los Balcanes. Lo confirmó en diciembre el ministro de Exteriores, Franco Frattini, que dijo que la retirada total será "no más allá del 2013". "Esta fecha no debe ser considerada como el plazo mínimo, sino el máximo", subrayó. La oposición progresista no ha rechistado, lo que hace suponer que entre mayoría y oposición hubo un consenso previo, aunque no público.