Bajo presión de Alemania y Francia, los líderes de la Unión Europea (UE) han aceptado hoy arriesgarse a realizar una minireforma del tratado europeo para blindar el euro frente a eventuales nuevas crisis financieras de un estado, similares a la griega. A pesar de que el Tratado de Lisboa no lleva ni 11 meses en vigor, los Veintisiete han encargado al presidente de la UE, Herman Van Rompuy, que comience a preparar una modificación limitada del tratado para crear un mecanismo permanente de crisis que salvaguarde la estabilidad financiera de la zona euro en su conjunto y evite que pueda verse perjudicada por los apuros financieros de un estado. La decisión definitiva se adoptará en la próxima cumbre europea de diciembre.

La espinosa demanda alemana de suspender el derecho de voto en el Consejo de Ministros de la UE a los países indisciplinados con sus cuentas públicas ha quedado aplazada para una discusión posterior y no formará parte de la minireforma prevista del tratado, ha explicado Van Rompuy tras concluir la cumbre europea de Bruselas. Pero la cancillera alemana, Angela Merkel, ha evitado que esa drástica sanción política fuera descartada y ha logrado que se mantenga en la agenda europea, pese a la fuerte oposición que despierta en un número elevado de países.

El mecanismo permanente de crisis, que reemplazará a partir del 2013 al actual fondo temporal de estabilización, es la pieza que completa el nuevo esquema de gobierno económico europeo. A pesar del reforzamiento de la supervisión presupuestaria y de la situación económica interna de los países y del endurecimiento de las sanciones a los países laxos con el déficit y la deuda, "no puede excluirse que se produzcan situaciones inesperadas y la zona euro debe estar preparada", ha explicado Van Rompuy. La minireforma del tratado debería estar en vigor a mediados del 2013.

La cumbre ha encargado a la Comisión Europea que prepare las caracteristicas generales del nuevo mecanismo de crisis, teniendo en cuenta el esfuerzo que se exigirá a los bancos acreedores del país en apuros, el papel del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las condiciones de ajuste estrictas que se impondrán al país afectado. La reforma del tratado mantendrá la prohibición existente actual de que los miembros de la zona euro no pueden asumir la deuda pública de otro estado de la unión económica y monetaria.

ZAPATERO, CAUTO

A pesar de que Merkel ha logrado hacer avanzar su idea de que los bancos y fondos de inversión deberán asumir en el futuro un sacrificio en el eventual salvamento de otro estado en apuros financieros (para limitar las contribuciones de los demás países) la medida aún levanta recelos entre los Veintisiete por el encarecimiento de los tipos de interés de la deuda que puede provocar en los países con mayor nivel de déficit público.

"Esta medida tiene sus riesgos, hay que tener mucha cautela", ha destacado el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, al concluir la cumbre. "Hay que escuchar las ideas del Banco Central Europeo (BCE)", ha añadido Zapatero. El BCE expresó en los últimos días su preocupación por el impacto negativo de la iniciativa de Merkel en los tipos de interés de la deuda de los países de la zona euro.