El expresidente egipcio Hosni Mubarak compareció ayer por segunda vez ante el tribunal que lo juzga por el asesinato de 850 manifestantes que participaron en la revolución que puso fin a su régimen en febrero. Mubarak, imputado también por corrupción junto a sus dos hijos, Alaa y Gamal, se presentó en la sala acostado en una camilla, como en la vista del 3 de agosto.

El juez que lleva el caso, Ahmed Refat, decidió aplazar el proceso hasta el 5 de septiembre para vincularlo con el del extitular de Interior, Habib el-Adli, y seis exaltos cargos de su ministerio. El-Adli está imputado por los mismos asesinatos que Hosni Mubarak y los dos se enfrentan a una posible sentencia a pena de muerte si se demuestra que son culpables.

Además de unir los dos casos, Refat ordenó la interrupción de la transmisión en directo de las próximas vistas para "proteger el interés público".

Como la próxima sesión no será televisada, el juez dijo que permitirá el acceso a la sala de todos los abogados de los querellantes y de un grupo de periodistas para que puedan informar, pero sin cámaras.