El francés Dominique Strauss-Kahn llegó hoy acompañado de su mujer al tribunal de Manhattan donde un juez debe comunicarle si, tal y como ha pedido la Fiscalía, retira todos los cargos que pesan contra él desde que una empleada de un hotel neoyorquino lo denunciara por agresión sexual. El ex director gerente del FMI hizo su entrada rodeado de grandes medidas de seguridad y una amplia atención mediática, ya que desde primeras horas de la mañana son numerosos los medios de comunicación y curiosos que se agolpan en los alrededores del juzgado para saber si finalmente el caso se cierra.

Si el juez encargado del caso, Michael Obus, acepta la recomendación de la Fiscalía y retira todos los cargos contra el conocido político y economista francés, Strauss-Kahn podría abandonar hoy mismo Estados Unidos y tomar un vuelo con destino a Francia. DSK, como es conocido por la prensa, está acusado de siete cargos por agresión sexual e intento de violación tras una denuncia presentada el pasado 14 de mayo por Nafissatou Diallo, una inmigrante guineana que trabajaba en un hotel de Nueva York donde se hospedaba el ex director del FMI cuando ocurrieron los hechos.

Tras una "extensa" investigación, la oficina del fiscal Cyrus Vance recomendó al juez retirar los cargos porque tiene dudas sobre la credibilidad de la demandante y no puede probar "más allá de toda duda razonable" que el encuentro sexual fue "forzado y sin consentimiento". Los problemas de credibilidad de la supuesta víctima hicieron que el caso perdiera ya fuerza en junio, cuando los fiscales descubrieron que Diallo mintió en su petición de asilo a EEUU y cuando encontraron una conversación telefónica en la que preguntaba a un conocido "cómo podría conseguir dinero acusando" al francés.

A las puertas del juzgado se encontraban una veintena de personas que protestan por la posibilidad de que finalmente el caso sea cerrado, con pancartas en las que se puede leer "Vete a prisión", "Justicia para Diallo", "Llevad a juicio al violador", "DSK trata a mujeres como propiedad" o "Qué vergüenza Cyrus Vance".