Occidente acogió ayer con una mezcla de satisfacción y cautela la toma, por parte de los rebeldes, del complejo de Bab el Aziziya, la residencia y cuartel general de Muamar Gadafi. Los presidentes de EEUU, Barack Obama, y Francia, Nicolas Sarkozy, acordaron mantener el esfuerzo militar para apoyar a "las autoridades libias legítimas tanto tiempo como sea necesario", hasta que Gadafi se rinda y sus fuerzas "entreguen las armas".

Obama y Sarkozy mantuvieron una "larga" conversación telefónica y, según un comunicado de la presidencia francesa, mostraron su satisfacción por "los avances decisivos de las fuerzas del Consejo Nacional de Transición los rebeldes", y subrayaron que el final del régimen de Gadafi "es ineluctable y está próximo".

Poco antes, en Bruselas, la portavoz de la OTAN, Oana Lungescu, aseguró que Gadafi "es historia" y que sus tropas estaban librando "una batalla perdida", pero avisó de que la Alianza "no puede ni va a bajar la guardia".

El ministro de Exteriores británico, William Hague, dijo que "no se ha terminado todo, pero estamos viendo la agonía de un régimen despreciable".

Las miradas de la comunidad internacional empiezan a estar puestas en la Libia post-Gadafi. La ONU anunció ayer la convocatoria de una reunión en Nueva York, el viernes, con la Liga Árabe, la Unión Africana, la Unión Europea y la Organización de la Conferencia Islámica, para analizar la situación en Libia y empezar a preparar una transición que se prevé larga y compleja.

LLAMAMIENTO A LA UNIDAD El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, habló ayer por teléfono con el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), Abdel Jalil, y subrayó "la necesidad de unidad nacional y reconciliación, así como la protección de las sedes diplomáticas en Trípoli y en todo el país", según explicó el portavoz de las Naciones Unidas, Farhan Haq.

Más de 30 países han reconocido ya al Consejo Nacional de Transición como el Gobierno legítimo de Libia. Seis países --Noruega, Grecia, Irak, Marruecos, Baréin y Nigeria-- lo hicieron ayer mismo, sumándose así a EEUU y los principales países de la Unión Europea.

Aunque Occidente ha pedido reiteradamente la marcha de Gadafi, la situación actual, en que puede crearse un vacío de poder, es motivo de inquietud. La seguridad de los arsenales armamentísticos preocupa particularmente. "Hay que asegurarse de que las armas más avanzadas del arsenal de Gadafi, así como las armas químicas y la gran cantidad de explosivos, no vayan a parar a manos indeseables", afirmó el congresista estadounidense Mike Rogers, que preside la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes.

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas aseguró en febrero que Libia tiene 9,5 toneladas de gas mostaza almacenadas en un lugar secreto en el desierto. Pero, como parte del proceso de reconciliación con Occidente --un proceso que duró muy poco--, Gadafi destruyó, en el 2004, las bombas destinadas a cargar este agente químico, así como buena parte de las armas más mortíferas.

LA PREOCUPACIÓN DE ITALIA Una preocupación de orden muy distinto es la que tiene Italia, el país con mayores intereses económicos en Libia. El jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, se reunirá mañana en Milán con el primer ministro del CNT libio, Mahmud Yibril. El representante del CNT en Roma prometió que las nuevas autoridades libias respetarán todos los contratos con las empresas italianas, cuyas inversiones van del sector petrolero al de la construcción o de defensa.