Encerrados en un pasillo del Hotel Rixos, con el corazón desbocado por los súbitos estruendos y los potentes estallidos de los combates, faltos de comida, sin agua y sin electricidad. Así vivieron durante casi una semana un grupo de 35 periodistas, la mayoría ingleses y estadounidenses, que se vieron cercados por los continuos intercambios de tiroteos en los alrededores. Ayer, cuando fueron finalmente liberados, se supo que cuatro periodistas italianos habían sido secuestrados cerca de Zauiya por combatientes fieles a Gadafi.

El cerco del Rixos, como lo definió un periodista atrapado de la BBC, empezó con la entrada de los rebeldes a la capital libia, el pasado sábado. Los alrededores del hotel, situado frente al palacio de Gadafi, se convirtieron en un campo de batalla. Los fieles al dictador se atrincheraron en el hotel. Los francotiradores se hicieron sitio en la azotea del edificio. Y no permitieron a los periodistas salir. Cuando un cámara de una tele británica trató de salir, fue apuntado con un arma por un combatiente de Gadafi. "La inquietud crecía porque pensábamos que nos iban a utilizar como escudos humanos, aunque nos aseguraron que no teníamos nada que temer", narró a este diario el francés Julien Teil, redactor de Flash Magazine.

"Ha sido un horror, lo hemos pasado mal cuando veíamos que las embajadas no podían hacer nada para sacarnos de allí", añadió, ya a salvo. Se abrazó, muy emocionado, a otro colega del intenso cautiverio, Ronaldo Segura.

Segura llegó desde Cuba hace más de un mes y sintió "terror" cuando los insurrectos irrumpieron en la capital. Pensó que podrían sufrir represalias. "Menos mal que siempre ha habido mucha solidaridad y unidad en momentos de mucha tensión", dijo Segura.

La liberación se logró gracias a la mediación de Cruz Roja Internacional. Un gran alivio para todos menos para el periodista tunecino Imad Lamlun. Desesperado, pidió inútilmente volver al hotel para recuperar más de 10.000 dólares, todo el equipo fotográfico y su ordenador, que se quedaron en manos de gadafistas. La puesta en libertad de los periodistas se consiguió después de dos días de conversaciones con los partidarios del coronel.

El drama es ahora para los reporteros italianos. Fueron secuestrados ayer cuando se dirigían en coche a Trípoli desde Zauiya. Se trata del enviado de Avvenire, el rotativo de la Conferencia Episcopal Italiana, otro de La Stampa y dos más del Corriere della Sera. Por ahora se desconocen los detalles exactos sobre el secuestro, aunque se sabe que todos se encuentran bien, puesto que los secuestradores permitieron a uno ponerse en contacto con su periódico para informar a sus superiores de lo sucedido.