Angela Merkel fue ministra de Medio Ambiente en el último Gobierno de Helmut Kohl, entre 1994 y 1998. Sin embargo, desde la cancillería mantiene una férrea defensa de la industria automovilística y se opone a limitar las emisiones de CO2 en los nuevos vehículos. A principios del 2007, comunicó a la Comisión Europea que se opondría a cualquier intento de imponer una reducción general al sector. Seis años después, mantiene su posición, argumentando que las cuestiones medioambientales son importantes, pero también lo son los puestos de trabajo que, según su criterio, podrían ponerse en peligro. "Tenemos que velar también por no debilitar nuestra propia base industrial", afirmó al concluir la cumbre de Bruselas de finales de junio, para justificar su bloqueo a la normativa europea para reducir el CO2.