"Es más difícil encontrar piso que un trabajo", afirma María Blanco en la cocina-sala de su pequeña vivienda en el barrio berlinés de Neuköln. Tiene 27 años, y todavía no lleva ni dos meses en la capital alemana. Sin embargo, esta licenciada en Empresariales que también estudió diseño de moda ha vivido intensamente su corta experiencia en Berlín. Muy pronto encontró trabajo como niñera, un minijob de, como máximo, 450 euros mensuales, según las horas; se inscribió en un curso gratuito de alemán subvencionado por la UE, encontró piso, se cambió a otro y en la búsqueda, fue engañada por un alemán que alquilaba una habitación; le exigió 150 euros de depósito y cuando faltaban pocos días para trasladarse, se volvió atrás y no le ha devuelto el dinero que María había adelantado. Insiste en contarlo "para que se sepa que los alemanes también engañan".

María comparte piso con Elena Muñoz, una granadina de 28 años que dejó los estudios de Medicina en cuarto curso. Con una nota media de 9,35 de bachillerato y selectividad, empezó a estudiar con becas. Lleva algo más de un año en Berlín y el abandono de los estudios y su posterior viaje a Alemania coincidió con los recortes del Gobierno y la subida de las matrículas en la universidad, aunque en su decisión también influyeron factores personales. Trabaja en un restaurante de comida latina, también con un minitrabajo, donde todos sus compañeros son sudamericanos o españoles. Entre propinas y las horas extra que le pagan "en negro" --una práctica extendida en el sector, asegura-- puede llegar a 600 euros al mes. Es consciente de que con más nivel de alemán podría optar a un empleo mejor.

Buen humor

María está "encantadísima" en Berlín. "Salgo cada día a la calle con una sonrisa". Elena, que ya ha vivido aquí las cuatro estaciones, le advierte de la dureza del largo invierno berlinés, oscuro y frío, pero María no pierde el optimismo y no descarta, con buen humor, que se le congele la sonrisa.

Ninguna de las dos piensa en volver a corto plazo. Elena no descarta quedarse algún tiempo, y más adelante, viajar a Brasil o México. María, que siempre ha pensado que no hay que estar en el país en el que se nace "porque sí", sino que "hay que elegirlo", afirma que su objetivo es mejorar el alemán y alcanzada esta meta se planteará qué hacer con su vida.

Las dos jóvenes creen que muchos españoles llegan a Alemania sin saber muy bien adónde van ni lo que se van a encontrar. Recomiendan informarse antes de emprender el viaje y tener una base del idioma, ya que sin él es muy difícil abrirse camino en este país.