La ONU pidió hoy al Gobierno iraquí que realice una investigación creíble sobre el ataque perpetrado contra el campamento de refugiados iraníes de Ashraf, ubicado en Irak, en el que murieron al menos 52 personas el pasado 1 de septiembre.

Dos días después del suceso, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos condenó el ataque y pidió que comenzaran las indagaciones de inmediato, un llamamiento que hoy se vio obligado a repetir ante la falta de indicios de que se hubieran iniciado.

El portavoz del organismo, Rupert Colville, dijo que existe gran preocupación por la suerte de siete personas -seis de ellas mujeres- que residían en Ashraf y que informaciones de varias fuentes indican que están secuestradas desde el día del ataque.

Su paradero se desconoce, aunque la organización de los Muyahidines del Pueblo -una entidad opositora al régimen islámico iraní y a la que pertenecen los antiguos habitantes de Ashraf- asegura que han sido trasladados a la provincia de Amara para luego ser deportados a Irán, donde son considerados enemigos.

Colville indicó hoy que la ONU tiene la misma preocupación y que ha recogido informaciones que también apuntan a que esas personas corren el riesgo de ser transferidas a Irán.

La oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se declaró también hoy muy preocupada por la seguridad de los siete residentes desaparecidos y recordó que, en vista de que son solicitantes de asilo en Irak, devolverles a su país de origen sería "una grave violación del derecho internacional".

Tras el ataque de principios de mes a Ashraf, los 42 habitantes que sobrevivieron a la agresión armada fueron trasladados al campamento "Hurriya" (antes llamado "Liberty"), localizado cerca de Bagdad.

El ACNUR confirmó que actualmente nadie vive en Ashraf, un emplazamiento donde los muyahidines refugiados habían sido acogidos en los años sesenta por el antiguo dictador iraquí, Sadam Hussein, enemigo también del régimen iraní.

La gran mayoría de quienes por más de tres décadas vivieron en el campamento de Ashraf fueron trasladados al campamento de Hurriya, donde actualmente viven unas 3.000 personas, según datos del ACNUR.

Este organismo, junto con la Misión de la ONU en Irak, intenta conseguir que otros países reciban a los refugiados iraníes, lo que han conseguido hasta ahora para 210 de ellos.