El Consejo de Derechos Humanos (CDH) adjunto al Kremlin investiga hoy las denuncias sobre maltratos en la prisión Ik-47 de la república de Mordovia vertidas por la encarcelada integrante del grupo punk Pussy Riot, Nadezhda Tolokónnikova.

"Nos hemos reunido con Tolokónnikova. Comprobaremos los hechos de los que habla en su carta", afirmó María Kannabij, representante del CDH, en alusión a la carta abierta publicada este lunes por la joven en la prensa local.

Kannabij aseguró que "existen muchas cuestiones que requieren ser investigadas y discutidas, como los problemas sanitarios y de producción" en los talleres de esa penitenciaría para mujeres.

El marido de Tolokónnikova, Piotr Verzilov, aseguró que los representantes del CDH comenzaron esta mañana las visitas de inspección a varias penitenciarias de Mordovia, entre ellas la IK-47.

Los abogados de Tolokónnikova, que se declaró este lunes en huelga de hambre, han pedido a la Fiscalía que investigue las graves denuncias de su defendida sobre casos de violencia y la violación de los derechos laborales de las internas.

Tolokónnikova ha tenido que ser trasladada a una celda de aislamiento por cuestiones de seguridad tras denunciar amenazas de muerte en la prisión Ik-47, donde cumple una condena de dos años.

En su carta, la joven denunció malos tratos y las torturas que reciben sus compañeras de prisión y también denunció amenazas de muerte por parte de la administración de la cárcel.

Entre otras cosas, dijo que las presas son obligadas a trabajar en un taller de costura 16-17 horas al día con cuatro horas diarias para dormir y sólo un día libre en mes y medio.

También informó de que las mujeres son golpeadas, algunas hasta la muerte, por compañeras de celda instigadas por los funcionarios la prisión.

A finales del pasado agosto el tribunal superior de Mordovia rechazó el recurso de libertad condicional interpuesto por Tolokónnikova.

La otra integrante de Pussy Riot en prisión, María Aliójina, también estuvo en huelga de hambre en mayo en su prisión de Perm (Urales) en protesta por no poder asistir a la vista judicial sobre la concesión de la libertad condicional.

Ambas chicas cumplen dos años de cárcel por "gamberrismo motivado por odio religioso" tras escenificar en febrero de 2012 una plegaria punk en el principal templo ortodoxo ruso.

Mantienen su inocencia e insisten en que su acción en la catedral de Cristo Salvador de Moscú tenía fines políticos y no estaba dirigida contra los creyentes ortodoxos.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha respaldado en varias ocasiones la pena de cárcel, mientras que el primer ministro, Dmitri Medvédev, considera que las jóvenes ya han pagado con creces su culpa.