Estados Unidos está dispuesto a usar todos los elementos a su disposición, incluyendo el uso de la fuerza, para defender sus intereses, pero la preferencia del actual presidente, Barack Obama, es una apuesta por la vía diplomática. Ese es el mensaje que Obama ha dado directamente esta mañana en Naciones Unidas en su quinta intervención ante una Asamblea General. Un discurso muy centrado en Siria, pero donde ha anunciado que el foco de atención a corto plazo de Washington se va a concentrar en Irán y en el proceso de paz entre palestinos e israelís.

Con los cinco miembros con derecho a veto en el Consejo de Seguridad divididos sobre si una resolución respecto a Siria debería incluir la amenaza de uso de fuerza --si Bashar el Asad incumple el programa de desarme pactado entre Moscú y Washington en Ginebra--, Obama ha insistido en que esa amenaza debe estar incluida en el texto. "Si no podemos ponernos de acuerdo ni siquiera en esto, demostrará que la ONU es incapaz de aplicar siquiera las más básicas leyes internacionales", ha dicho el líder de EEUU, aliado con Francia y Reino Unido en el Consejo pero enfrentado por esta cuestión a Rusia y China.

Incluso con esa discrepancia por delante, Obama ha insistido en que hay vías diplomáticas que pueden impulsar una solución política en Siria. "No creo que la acción militar --por gente en Siria o por poderes externos-- pueda lograr una paz duradera", ha dicho, insistiendo también en que "ni EEUU ni ninguna otra nación deben determinar quién dirigirá Siria".

Indirectamente, Obama ha abogado también por un cambio de régimen, acusando a Asad del ataque con gas sarín que mató a más de 1.000 personas el 21 de agosto en un suburbio de Damasco. "La noción de que Siria puede volver al estatus anterior a la guerra es una fantasía", ha dicho.

Animado con los gestos del líder iraní

Aunque el conflicto en Siria es eje de atención de esta Asamblea General, Obama ha aprovechado su discurso para plantear su política exterior y sus núcleos. Y en los inmediatos ha puesto dos: la negociación con Irán de un fin de un programa nuclear militar y la esperanza de una solución al conflicto palestino-israelí.

Obama se ha mostrado "animado" por gestos recientes del líder supremo iraní, Ali Jamenei, y el nuevo presidente de Teherán, Hassan Rohani, que se encuentra en Nueva York pero esta mañana no ha asistido a presenciar en directo el discurso. "No creo que nuestra difícil historia se pueda superar de la noche a la mañana, pero creo que si podemos resolver el tema del programa nuclear iraní eso servirá como un importante paso en el largo camino hacia una relación diferente", ha declarado el presidente estadounidense.

Obama ha anunciado que pone al secretario de Estado, John Kerry, al frente de los esfuerzos para reactivar junto a los otros componentes del P-5 el diálogo con Teherán. Y Kerry se reunirá el jueves en Nueva York con su homólogo iraní, Javad Sharif, el encuentro bilateral al más alto nivel desde la crisis de los rehenes de 1979.

Proceso de paz palestino-israelí

La otra gran apuesta de política exterior tras las que se ha lanzado Obama es precisamente una impulsada por Kerry: el relanzamiento del proceso de paz entre palestinos e israelís. "Ha llegado el momento de que toda la comunidad internacional respalde la búsqueda de paz. Líderes palestinos e israelís han demostrado ya su voluntad de tomar riesgos significativos", ha dicho.

Reiterando su defensa del "excepcionalismo" de EEUU (algo que el presidente ruso, Vladimir Putin, calificó hace unas semanas de "peligroso"), Obama ha insistido en que busca un cambio en EEUU para alejar al país de la belicosidad de otras décadas. En ese campo ha mencionado, por ejemplo, el intento de cierre de Guantánamo, y ha defendido que está intentando minimizar el uso de drones.

Asimismo, ha dicho que está replanteando cómo captar su información de espionaje. Ha sido una mención muy indirecta al escándalo que han despertado las revelaciones sobre los programas de espionaje de telecomunicaciones de la Agencia de Seguridad Nacional, programas que justo antes que él ha denunciado con extrema dureza la presidenta brasileña, Dilma Rouseff.