La Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EEUU interceptó las conversaciones telefónicas de 35 líderes mundiales, según informó ayer el diario británico The Guardian, que cita como fuente un documento del 2006 entregado al periódico por Edward Snowden.

El documento dice que un funcionario no identificado ajeno a la NSA facilitó a la agencia más de 200 números, incluidos los de los dirigentes, aunque en el informe no aparece el nombre de ninguno de ellos.

El informe confidencial sostiene que la NSA animó a altos funcionarios de la Casa Blanca, el Pentágono y de diferentes departamentos del Estado a compartir sus agendas con la oficina de espionaje. Este tipo de vigilancia, según The Guardian, no había aportado información relevante.

Esta revelación coronó anoche la primera jornada de la cumbre de Bruselas, marcada ya de entrada por el escándalo del espionaje masivo de EEUU a los gobiernos y ciudadanos europeos y, sobre todo, por la información de que el NSA habría pinchado el teléfono móvil de la cancillera alemana Angela Merkel.

El Parlamento Europeo reclamó a los Veintiocho que respondiesen con firmeza al espionaje masivo, pero los líderes de la Unión Europea (UE) se resistían aún anoche en Bruselas a adoptar la más mínima medida de represalia contra la Administración norteamericana. Ni siquiera tras la última información publicada por Die Welt que concretaba que el espionaje de Washington sobre el móvil de Merkel empezó en 1999 y siguió hasta julio de este año.

INDIGNACIÓN Los líderes europeos expresaron su indignación ante las nuevas revelaciones de los abusos de su aliado norteamericano, pero se limitaron a insistir en el reforzamiento de la legislación de protección de datos sin ir más lejos. Incluso alguno de ellos, como el primer ministro sueco, Frederik Reinfeldt, y el primer ministro finlandés, Jyki Katainen, efectuaron un llamamiento a la "prudencia" y se opusieron a paralizar las negociaciones del acuerdo de libre comercio entre la UE y EEUU porque "es muy importante".

El presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, instó a los líderes de los Veintiocho a suspender de inmediato el acuerdo que permite a EEUU tener acceso a los datos de las transferencias bancarias de los ciudadanos europeos en el marco de la lucha antiterrorista y a paralizar las negociaciones del acuerdo de libre comercio con EEUU mientras no aclare las revelaciones sobre "el espionaje a gran escala".

"El escándalo del NSA es una señal de alarma", indicó Schulz a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE al inicio de la cumbre. "¿Cómo podemos negociar un acuerdo de libre comercio con EEUU si los representantes norteamericanos saben exactamente lo que vamos a proponer en la mesa de negociaciones antes de que lo hagamos? Estas negociaciones no pueden funcionar así", argumentó. "¿Se imaginan la reacción de EEUU si los servicios secretos europeos hubieran espiado al presidente norteamericano, Barack Obama?", preguntó en público Schulz.

"Espiarse entre amigos y aliados es inaceptable", afirmó con contundencia Merkel al llegar a la cumbre. "No se trata esencialmente de mí, sino de todos los ciudadanos", añadió. La alianza entre la UE y EEUU "solo puede basarse en la confianza" y esta confianza "tiene que ser restablecida", advirtió Merkel.

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, explicó que el Gobierno disponía de "información precisa" sobre el espionaje al teléfono móvil de Merkel después de convocar formalmente al embajador norteamericano en Berlín para exigirle "una explicación seria y sin vacíos" sobre el pinchazo al citado teléfono de la cancillera. "Sin motivos ni indicios muy serios no hubiésemos dado un paso diplomático de esta gravedad", dijo Westerwelle.

La Casa Blanca se negó ayer a responder si EEUU había espiado el móvil de Merkel y su portavoz se limitó a afirmar que "EEUU no vigila y no vigilará las comunicaciones de la cancillera". Pero evitó referirse al pasado, lo que se interpretó como una confesión implícita.