Los argentinos acuden este domingo a las urnas para renovar parcialmente la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Pero estas son algo más que unas elecciones de medio mandato. Lo que parece estar en juego es el modo en que el kirchnerismo llega al 2015, el año en que se celebrarán elecciones presidenciales. Unos 30 millones de personas están llamadas a votar. El Gobierno aspira a lograr el 30% de los sufragios. Con ese número, aunque sea derrotado en la estratégica provincia de Buenos Aires, le podrá decir a los suyos que la situación política de Argentina está bajo control.

La contienda viene precedida por diversas anomalías. La primera es que la jefa del Estado, Cristina Fernández de Kirchner, ha guardado un mutismo absoluto obligado después de la operación de un hematoma en el cráneo. Además, han sucedido otras cosas extrañas. El gobernador de la provincia de San Juan, José Luis Gioja, tuvo un accidente aéreo en el que perdió la vida una diputada oficialista. Un alcalde del kirchnerismo fue asesinado por un empleado público que había sido despedido. La casa del gobernador de la provincia de Santa Fe, Arturo Bonfatti, fue blanco de un ataque inédito por parte de una banda de narcotraficantes. Por otra parte, el Gobierno nacionalizó una red ferroviaria después de un nuevo accidente con 90 heridos que, se presume, pudo haber sido un sabotaje.

Sin embargo la principal anomalía tiene que ver con la presidenta, Cristina Fernández. En un país donde ella juega un rol primordial, su silencio ha alimentado todo tipo de especulaciones: desde internas en el Gobierno a una eventual continuidad de la delegación de poderes más allá de los 45 días en principio estipulados. Los adversarios del kirchnerismo quisieran que esas versiones que circulan en las redes sociales se convirtieran en realidad.

Examen de mitad de mandato

"Se impone la pregunta sobre la capacidad efectiva del Gobierno para administrar los dos años que restan para concluir su gestión. No es una preocupación capciosa, se deriva de los datos de la realidad: la presidenta está enferma y fuera de escena; sus funcionarios tienen enfrentamientos y toman decisiones autónomas y dispares; la fracción política en el poder sufre un incesante desgaste y perderá su posición hegemónica; la economía no augura buenos resultados. Los observadores temen, una vez más, por la gobernabilidad", ha escrito el analista Eduardo Fidanza en 'La Nación'.

No hay, sin embargo, datos que confirmen la posibilidad de que CFK no retorne a sus funciones. Y esta noche se sabrá si el kirchnerismo mantendrá el control de las cámaras del Congreso o empieza un proceso de dispersión que compromete los dos últimos años de la presidenta.

Fernández de Kirchner ya gobernó, entre los años 2009 y 2011, con un Parlamento adverso, y ello no supuso un obstáculo para la aprobación de leyes fundamentales. Pero ese era otro contexto político y económico. El kirchnerismo pudo recuperarse a caballo de la bonanza económico y llegó, después del traspié del 2009, a obtener el 54% de los votos.

Popularidad a la baja

Pero la popularidad de CFK se ha ido diluyendo por una combinación de circunstancias internas y externas que la han obligado a tomar medidas que han afectado a la clase media y alta. La provincia de Buenos Aires, donde vota un tercio del país, es el principal campo de batalla electoral. Desde las entrañas del oficialismo salió un candidato, Sergio Massa, que, en nombre del peronismo disidente y más inclinado hacia la derecha, se propone disputarle la hegemonía territorial. Las encuestas sitúan a Massa por encima de Martín Insaurralde, el delfín de la presidenta.

La diferencia final entre uno y otro le permitirá a Massa medir la fuerza de sus aspiraciones de cara a las presidenciales del 2015. Si no hay nuevas modificaciones del mapa político, deberá enfrentarse ese año al moderado Daniel Scioli, actual gobernador bonaerense y, por el momento, la única carta que tiene el kichnerismo para mantenerse en el poder.

"La de máxima para el alcalde de Tigre (Massa) sería atravesar el techo de los 40 puntos sacándole más de diez puntos de diferencia al Frente para la Victoria. Sin embargo, aun cuando pudiera alcanzar esa performance relevante, el 2015 tampoco se le presentaría con facilidad", ha conjeturado el diario 'Página 12'.

Al kirchnerismo tampoco le irá demasiado bien en Santa Fe y Córdoba, las otras provincias más importantes de Argentina. En la capital federal pelea voto a voto por un escaño en el Senado. Pero si logra el 30% de votos en el cómputo nacional argumentará que sigue vivo y coleando, por más que la oposición y los medios enfrentados con el Gobierno le den la extremaunción política.