El pacto de gobierno alemán entra en la recta decisiva

Las negociaciones para la formación de Gobierno en Alemania están en su fase decisiva; tanto la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel como los socialdemócratas (SPD) dirigidos por Sigmar Gabriel aseguraron que mañana quieren tener el contrato listo para su firma.

Para los cristianodemócratas y su partido hermano de Baviera, la Unión Socialcristiana (CSU), la ratificación del pacto será un trámite que no presenta dificultades. Pero al SPD le queda todavía un difícil camino que recorrer. A partir del 6 de diciembre, los más de 470.000 militantes socialdemócratas podrán decir sí o no a un Gobierno de coalición entre su partido y el de Merkel. La consulta se hará por carta hasta el día 12, y el resultado se dará a conocer a mediados de diciembre. Las dos partes negociadoras dan por seguro el acuerdo, pero entre los dirigentes del SPD los nervios aumentan a medida que se acerca la consulta.

El popular diario Bild publicó el domingo una encuesta según la cual el 44% de los militantes rechazan la coalición con el partido de Merkel y el 49% se declaran a favor. Entre los conservadores, el apoyo es mayor, aunque el 33% se declara en contra. La secretaria general del SPD, Andrea Nahles, advirtió de que el pacto aún no estaba concluido, mientras que su colega de la CDU aseguró que su partido no temía la repetición de las elecciones, una posibilidad que puede darse si fracasan todos los intentos de formar Gobierno.

El semanario Der Spiegel dedica un amplio espacio en su número de esta semana a analizar la fuerza de la oposición a un Gobierno con Merkel en el seno del SPD. Y el resultado no es tranquilizador para Sigmar Gabriel y su ejecutiva, que fueron ratificados en sus cargos hace algo más de una semana durante un congreso celebrado en Léipzig, aunque con un respaldo inferior al 90%, lo que se considera como un voto de castigo.

DESACUERDO Los negociadores socialdemócratas han logrado que Merkel diera su brazo a torcer en la aprobación de una ley del salario mínimo de 8,50 euros la hora en todo el país, una cuestión que el SPD repitió como un mantra durante la campaña y que convirtió en condición indispensable desde el inicio de las negociaciones. Incluso al anunciar que había aceptado la reivindicación del SPD, Merkel insistió en que no estaba de acuerdo con la medida y que haría lo posible para paliar los efectos negativos que, a su juicio, generará en el mercado laboral.

Sin embargo, este logro no garantiza la respuesta afirmativa de las bases socialdemócratas en la consulta. Sigmar Gabriel aprovechó el domingo el congreso de IG Metall, el mayor sindicato de Alemania, con más de dos millones de afiliados, para hacer campaña a favor del sí a la coalición; aseguró que el SPD no firmará con la CDU si el sindicato no confiaba suficientes en los términos del acuerdo.

Ayer, Merkel, su socio bávaro Seehofer y Sigmar Gabriel participaron en la reunión negociadora que debía pulir los detalles del contrato para tenerlo concluido mañana. Hay acuerdo general sobre el salario mínimo o sobre la posibilidad de que los nacidos en Alemania pero hijos de inmigrantes no sean obligados a elegir, antes de cumplir los 23 años, entre la nacionalidad de sus padres y la alemana, sino que puedan conservar las dos.