La mayoría de los colegios electorales brasileños ha cerrado este domingo sus puertas a las 17.00 hora local (19.00 GMT), tras unos comicios para los que estaban convocados 142,8 millones de votantes para elegir en segunda vuelta al presidente para los próximos cuatro años y 14 de los 27 gobernadores.

Las urnas permanecerán abiertas en las ciudades que tienen husos horarios diferentes a los de las regiones sur y sudeste del país, que concentran a la mayor parte de la población. El estado de Acre, en el oeste de Brasil y fronterizo con Bolivia, será el último en que se cierren los colegios, debido a que tiene tres horas de diferencia con respecto a Brasilia. Como causa de los diferentes husos horarios, los primeros boletines oficiales sobre las elecciones presidenciales, así como las encuestas a pie de urna, solo se conocerán a partir de las 20.00 hora local (22.00 GMT), cuando finalice la votación en Acre.

La jornada electoral, que ha durado 11 horas, tuvo algunos incidentes aislados, como el asesinato a tiros de un joven de 20 años en el interior de un colegio en el noreste de Brasil. El crimen tuvo lugar en la escuela de la ciudad de Mossoró, en el estado de Río Grande do Norte, una de las 191 localidades brasileñas donde fue reforzada la seguridad con la presencia de militares por ser consideradas por las autoridades como áreas vulnerables. Según informó el Tribunal Superior Electoral (TSE), un total de 542 personas fueron sorprendidas cuando practicaban algún delito electoral y 147 de ellas fueron detenidas en las siete primeras horas de votación.

Los sondeos divulgados este sábado por Datafolha e Ibope, los dos institutos demoscópicos más prestigioso del país, mostraron que la presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, supera entre cuatro y seis puntos porcentuales al líder opositor Aécio Neves, aunque señalaron una caída en la intención de voto de la mandataria y una subida del líder opositor en los días previos a los comicios. A pesar de mostrar a Rousseff por delante, Datafolha pronosticó un "empate técnico" entre ambos candidatos, debido al margen de error de dos puntos porcentuales.

Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores (PT), ganó la primera vuelta con el 41,5 %, frente al 33,5 % del abanderado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).