"Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca más". Julio César Strassera, el autor de este alegato que ya forma parte de la antología política argentina, pronunciado en calidad de fiscal durante el primer e histórico juicio a los excomandantes de la dictadura militar, a finales de 1985, falleció ayer a los 81 años. En las últimas semanas había padecido fuertes trastornos intestinales y un cuadro de hiperglucemia que lo llevó a un coma.

La figura de Strassera sintetiza en cierto sentido los primeros años de la transición a la democracia. Le tocó a él, que venía de un sistema judicial que, con alta dosis de complicidad o docilidad, había funcionado durante los años del terrorismo de Estado, formular la acusación a los dictadores. Sobre la base del informe de la Comisión Nacional de la Desaparición de Personas (Conadep) creada por el presidente Raúl Alfonsín, Strassera seleccionó unos 300 casos paradigmáticos y fundamentó las responsabilidades penales de nueve jefes militares.

Cinco condenas

La Cámara Federal condenó a cinco de ellos. Jorge Videla, el expresidente de facto, y el almirante Emilio Massera, una de las figuras más tenebrosas de la represión, fueron sentenciados a cadena perpetua. Roberto Viola, segundo presidente de facto, recibió una condena de 17 años de prisión, el almirante Armando Lambruschini, integrante de la segunda Junta Militar, ocho años. El brigadier Orlando Ramón Agosti, quien en representación de la Fuerza Aérea participó de la primera Junta que derrocó a Isabel Martínez de Perón, fue sentenciado a cuatro años de cárcel.

Strassera se convirtió en un símbolo de ese tiempo, de sus aciertos y limitaciones. En 1987, el año en que comienza a poner en marcha la impunidad de los represores aún no condenados, Alfonsín nombró a Strassera embajador argentino ante las Naciones Unidas. El exfiscal renunció a su puesto cuando el presidente Carlos Menem indultó a los comandantes.

Strassera, que se opuso a las leyes de impunidad, tuvo una relación difícil con el kirchnerismo. Criticó fuertemente a Cristina Fernández de Kirchner por "querer adueñarse" de la "bandera" de los derechos humanos. También impugnó su pasado. Los Kirchner, dijo, se dedicaron a "hacer plata" como abogados exitosos mientras desaparecían argentinos bajo la dictadura.