El Gobierno turco del presidente islamista Recep Tayyip Erdogan ha dejado claro que no desea acoger de forma permanente a los cientos de miles de refugiados sirios que han abandonado su país. "No podemos aceptar un acuerdo sobre la base siguiente: Denos usted el dinero y que ellos (los refugiados) se queden en Turquía. Turquía no es un campo de concentración", dijo el primer ministro, Ahmet Davutoglu, en una entrevista.

Davutoglu reaccionaba así a las declaraciones de la cancillera alemana, Angela Merkel, con quien se entrevistó el día anterior en Estambul. Merkel señaló que se iban a reanudar las negociaciones para el ingreso de Turquía en la Unión Europea (UE) si el país aceptaba acoger a los refugiados.

"Se lo dije a Merkel. No se puede esperar que Turquía se transforme en un campo de concentración donde se queden todos los refugiados", insistió Davutoglu. "Pero la inmigración ilegal debe ser controlada", añadió el jefe del Gobierno turco, "por lo que debemos poner en marcha mecanismo conjuntos".

Bruselas anunció el jueves un "plan de acción" según el cual Ankara se comprometería a retener en su territorio a los migrantes, sobre todo sirios, que quieren llegar a Europa, a cambio de la liberalización del régimen de visados para los ciudadanos turcos y de un impulso a la candidatura de Ankara para su ingreso en la UE.

Turquía, que oficialmente acoge a 2,2 millones de refugiados sirios, rebajó las expectativas del plan de la UE calificándolo de simple "proyecto" y considerando "inaceptable" la oferta de ayuda financiera europea.

En su visita a Turquía, Merkel alabó los esfuerzos de Ankara para acoger a los refugiados sirios y prometió "revitalizar" el proceso de la candidatura turca a la UE, paralizado desde hace años. "Las discusiones sobre este asunto son muy prometedoras y continuarán", aseguró.