A tres meses del referéndum sobre la UE, David Cameron trata de atajar el rebrote en la guerra interna que se libra en el Partido Conservador. "La peor crisis de los conservadores desde hace decenios", según el Daily Telegraph, el diario tory por excelencia. La dimisión por sorpresa en la noche del viernes del ministro de Trabajo y Pensiones, Iain Duncan Smith, desembocó en un cruce público de recriminaciones y acusaciones entre los tories. La permanencia o no en Europa ya dividía profundamente a los conservadores, pero ahora es también la política de austeridad que viene imponiendo el Gobierno desde hace seis años la que ha provocado la nueva disputa interna.

El ministro de Finanzas, George Osborne, anunció el pasado miércoles nuevos recortes presupuestarios que afectaban a las ayudas por invalidez. Duncan Smith calificó la medida de "profundamente injusta" y dos días más tarde renunció a la cartera ministerial que ocupaba desde el 2010. El domingo, en los platós de televisión, arremetió contra Cameron y Osborne, advirtiendo que el motivo de los recortes es político y el Gobierno se arriesga a dividir la sociedad.

El ultraconservador Duncan Smith echó mano del lenguaje de la oposición laborista para acusar a Osborne --con quien nunca se entendió bien-- de golpear a los más pobres y favorecer a los que tienen posiciones más desahogadas. Finalmente, el Gobierno cedió y retiró el controvertido plan de recortes en las ayudas por minusvalías por un valor de 4.000 millones de libras, cantidad que deberá ahora ahorrar de otros presupuestos, o quizá cuadrar aumentando los impuestos.

Diferencias desmentidas

Cameron, que debía acudir ayer por la tarde al Parlamento para explicar el acuerdo sobre los refugiados firmado entre la UE y Turquía, aprovechó la ocasión para defender la política económica del Gobierno y tratar de apaciguar los ánimos. Elogió cortésmente a Duncan Smith, que "ha contribuido enormemente al trabajo de este Gobierno", y defendió a Osborne, ausente en la Cámara de los Comunes, por "haber transformado la economía".

Las nuevas divergencias entre los conservadores y la vergüenza de tener que rectificar los presupuestos presentados hace apenas unos días hacen tambalearse al ministro de Finanzas, favorito junto a Boris Johnson a la sucesión de Cameron. "Esta vez la situación es grave para el chancellor", advirtió Larry Elliott, editorialista de The Guardian.

El primer ministro desmintió diferencias con Osborne --al que según The Times culpa en privado de no haber sabido manejar la crisis-- ratificando públicamente su "plena confianza" en él. Los laboristas pidieron la dimisión de quien presentó un presupuesto "caótico".

¿Es la justicia social la que llevó a dimitir al ultraconservador Duncan Smith, uno de los líderes del Brexit, o su deseo de hacer el mayor daño posible a los que abogan por la permanencia en la UE? La coincidencia de la espantada con la campaña del referéndum alimenta las sospechas. "Es importante para Cameron que Osborne sea percibido como alguien creíble en lo que al plan económico se refiere --explicó Elliott--. En caso contrario se arriesga a no ser tomado en serio cuando trate de alertar sobre los peligros de un Brexit".