Aunque ya se había reunido con familiares de las víctimas de los atentados de París, el presidente francés, François Hollande, no lo hizo por primera vez de manera oficial hasta ayer recibiendo a los representantes de tres asociaciones de afectados formadas tras la masacre del 13-N, en la que fallecieron 130 personas.

La intención de Hollande, según explicaron fuentes de su entorno, era escuchar a las asociaciones y hacer un seguimiento de la situación de las víctimas, así como del apoyo financiero, médico o administrativo que necesitan.

Durante la hora y media que duró el encuentro, los representantes de las víctimas agradecieron la actitud del presidente a pesar de no haber recibido garantías firmes de que sus numerosas quejas serán atendidas. Los afectados denuncian fallos en los procedimientos de identificación y muchos lamentan haberse enterado de la muerte de un ser querido por los medios de comunicación o las redes sociales, antes de ser informados oficialmente por los poderes públicos. Otro motivo de crítica es la falta de coordinación entre administraciones o los gastos derivados de las gestiones legales y la atención médico-psicológica.

"Tenemos la impresión de que se nos ha escuchado pero que no ha habido avances concretos", dijo Emmanuel Domenach, superviviente del Bataclan y vicepresidente de la Asociación 13 de Noviembre: Fraternidad y Verdad.