Terror global Los efectos en Asia
Palmira después del Estado Islámico
Los yihadistas volaron templos, torres funerarias y el arco de triunfo. Los 10 meses de ocupación dejan un rastro de saqueo y destrucción
ANA ALBA
La ciudad de Palmira (Tadmor, en árabe) se levantó en un oasis repleto de palmeras, en el desierto. Su esplendor empezó hace 2.000 años y llegó al apogeo durante el Imperio de Palmira, encabezado por la reina Zenobia. La monarca gobernó entre los años 268 y 273, hasta que sus dominios volvieron al Imperio Romano.
El paso del tiempo fue en Palmira menos cruel que en otros lugares y la ciudad, antiguo punto de encuentro de caravanas de la Ruta de la Seda, pudo conservar en muy buen estado parte de sus vestigios grecorromanos.
La UNESCO declaró Palmira Patrimonio de la Humanidad en 1980 junto a otros cinco lugares en Siria, y en el 2013 la incluyó en la lista de patrimonio en peligro a causa de la guerra que estalló en Siria en el 2011.
El 20 de mayo del 2015, Palmira cayó en manos del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que había arrasado yacimientos arqueológicos de enorme importancia en Irak porque los pueblos de la antigüedad "adoraban a ídolos".
EJECUCIONES EN EL TEATRO En Palmira, los yihadistas masacraron al menos a 400 personas en mayo, decapitaron a 20 hombres en el espectacular teatro romano, donde 25 soldados sirios fueron ejecutados a tiros por niños reclutados por el EI. Más tarde, el EI decapitó al jefe de Antigüedades de Palmira, Jaled al Asaad, de 81 años, por negarse presuntamente a revelar dónde se habían escondido varios tesoros.
Palmira, que recibía la visita de decenas de miles de turistas antes de la guerra, contaba con templos, más de mil columnas, un acueducto romano, un teatro, una formidable necrópolis y una ciudadela, entre otras joyas.
El teatro es uno de los monumentos que sigue en pie, según muestran las imágenes que el Gobierno sirio y medios locales difundieron ayer, tras la reconquista de Palmira por el Ejército sirio, con el apoyo de milicias aliadas y la aviación rusa.
VARIAS FASES DE DESTRUCCIÓN Una parte de las ruinas de la ciudad aguanta, aunque ha sufrido daños, tras diez meses en manos de los yihadistas, según el director de Antigüedades y Museos de Siria, Maamun Abdelkarim.
Pero algunas de las obras más importantes han sido destruidas totalmente o de forma parcial. "La segunda ola de destrucción de Palmira empezó con la llegada de Daesh (acrónimo árabe del EI) en mayo del 2015. Han ejecutado a Jaled al Asaad, han saqueado el yacimiento, han dinamitado los templos de Bel y Bal Shamin, tres torres funerarias y el Arco del Triunfo", explica a este diario el arqueólogo sirio Ali Cheikhmous, de la Universidad de Estrasburgo.
"Han destruido o roto estatuas como la del León al Lat y han quemado momias, según hemos visto en fotografías", señala Cheikhmous, miembro de la Asociación para la Protección de la Arqueología Siria.
Cheikhmous asegura que la destrucción de Palmira empezó mucho antes de que la capturara el EI. "Comenzó en febrero del
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