EFEMÉRIDE EN EL VIEJO CONTINENTE

Unidad europea en Verdún

El centenario de la batalla de la primera guerra mundial se convierte en un alegato de los valores europeos Hollande y Merkel rinden homenaje público a las 300.000 víctimas

Unidad europea en Verdún

Unidad europea en Verdún

IRENE CASADO SÁNCHEZ

Hace cien años, entre febrero y diciembre del 1916, más de 300.000 franceses y alemanes perdieron la vida en Verdún, el escenario de la batalla más larga de la primera guerra mundial. El bosque de esta región al nordeste de Francia fue testigo de 300 días de guerra: 60 millones de proyectiles acabaron en sus tierras y 450.000 personas fueron heridas o dadas por desaparecidas. Este domingo 29 de mayo, se cumplen cien años del fin de esta batalla de desgaste en la que ni franceses ni alemanes pudieron proclamar la victoria. Un siglo después de esta guerra sin tregua, el presidente francés, François Hollande, y la cancillera alemana, Angela Merkel, se dieron cita en el cementerio alemán Consenvoye para recordar a los cientos de miles de víctimas y remarcar la necesidad de aprender y aplicar las lecciones del pasado. Un encuentro cargado de simbolismo, en un lugar emblemático.

El 22 de septiembre de 1984, el entonces presidente de la República francesa, François Mitterrand, se encontraba con su homólogo alemán, Helmut Kohl, en el osario de Douaumont. Entonces, ambos dirigentes protagonizaron un largo e icónico apretón de manos, símbolo de la conciliación entre ambas naciones.

Unidad europea en Verdún

Unidad europea en Verdún

Treinta y dos años después, Hollande y Merkel apostaron por una imagen aún más simbólica. Ambos jefes de Estado fueron a la necrópolis de Douaumont, monumento en memoria de los soldados que perdieron la vida en la batalla de Verdún, bajo la atenta mirada de 4.000 jóvenes franceses y alemanes.

En este representativo lugar reposan los restos de 130.000 soldados de ambos bandos que no pudieron ser identificados.

Una puesta en escena ideada por el cineasta alemán Volker Schlöndorff --ganador de la Palma de Oro en Cannes en 1979 gracias a El tambor de hojalata--, cuyo propósito no es recordar un acto heroico, sino denunciar la ignominia de la guerra.

El homenaje a las víctimas de esta batalla se convirtió en una jornada de símbolos y gestos. Tras depositar una corona de flores en el cementerio de la región de Alsacia-Lorena, Hollande y Merkel se dieron cita en Verdún donde inauguraron el restaurado Memorial del Campo de Batalla, un museo consagrado a la historia y a la memoria de la cruzada que se libró en sus tierras. Para François Hollande, no se trata de un momento de "conciliación", sino una oportunidad para "relanzar el ideal europeo", explicó el presidente francés.

El mandatario francés y su homóloga alemana no fueron los únicos presentes en este día de conmemoración. Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, y Martin Schulz, presidente de la Eurocámara, también se dieron cita. Una oportunidad para recordar la importancia de una Europa unida y solidaria. Pocos días antes de la celebración del centenario, Hollande insistía en que "el ideal de paz, el ideal europeo que nos inspira Verdún es hoy más necesario que nunca".

Un ideal que el mandatario francés quiso recordar durante su discurso en el Ayuntamiento de Verdún: "Estamos en una ciudad que representa lo peor, uno de los momentos donde Europa perdió el rumbo, y, a la vez, lo mejor, un lugar donde los ciudadanos han invertido en la unión por la paz y la amistad franco-alemana. Viva la amistad y el espíritu de Verdún", concluyó Hollande. Una relación en la que Merkel también hizo especial hincapié: "Este lugar no es solo un símbolo del inconcebible y absurdo dolor de la guerra, sino también un ejemplo de las lecciones y la reconciliación franco-alemana".

Y es que, la unidad de estas dos potencias europeas es hoy más importante que nunca. Pilares claves de la Unión Europea, ambos países se han comprometido a defender y reforzar la UE frente a la amenaza del Brexit. La gestión de la crisis griega, las políticas monetarias, la crisis de los refugiados, el ascenso de los extremismos y el próximo referéndum británico hacen tambalear la estabilidad de la UE.

Tanto Merkel como Hollande, no desaprovecharon la oportunidad para mostrar la fortaleza del eje París-Berlín y defender la unidad de la UE. "Amemos nuestra patria, pero protejamos nuestra casa común, Europa", dijo Hollande. Una declaración de principios.

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