El primer ministro italiano, Matteo Renzi, admitió la «victoria neta e indiscutible» del opositor Movimiento 5 Estrellas (M5S) en la segunda vuelta de la elecciones municipales celebradas el domingo, aunque en su opinión no se ha tratado de un voto «de protesta, sino de cambio».

En la primera comparecencia ante la prensa tras haber perdido su partido las alcaldías de Roma y Turín, que han ido a las candidatas del M5S Virginia Raggi y Chiara Appendino respectivamente, el jefe de Gobierno italiano y líder del Partido Demócrata (PD) dijo haber «tomado nota» y que abre un «periodo de reflexión». En todo caso, Renzi dejó claro que va a «seguir adelante con determinación» con su política de reformas.

La victoria de Raggi en Roma no fue una sorpresa, pero sí su contundencia, de 35 puntos sobre su rival, Roberto Giachetti (PD). Más inesperado fue el triunfo de la economista de 31 años Appendino en Turín, una de las mayores ciudades industriales de Italia. El M5S, el partido de los indignados y «contra la casta», también logró la victoria en 19 de las 20 grandes ciudades no capitales donde se votó el domingo.

«Ha llegado el cambio», dijo exultante Raggi, una abogada de 37 años, la noche electoral. «Ahora estamos listos para gobernar», afirmó Luigi di Maio, vicepresidente del movimiento y considerado ya el futuro adversario de Renzi en unas elecciones generales.

En Nápoles venció el alcalde saliente, el independiente de izquierda y exmagistrado Luigi de Magistris, acérrimo enemigo de Renzi. Los únicos consuelos para el primer ministro son la alcaldía de Milán y la de Bolonia, en manos del PD.

Los partidos conservadores interpretaron los resultados como «un aviso de desahucio» para el presidente del Gobierno. Renzi se la jugará en octubre, cuando ha convocado un referéndum constitucional, y ya ha dicho que si lo pierde dimitirá.

Pero si estos resultados representan un duro revés para Renzi, también lo son para la derecha y el centroderecha. Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi -que se recupera en un hospital de una operación del corazón-, cayó en picado y solo ganó en Trieste.

La antieuropea Liga del Norte perdió en todas las ciudades donde se presentó junto con sus tradicionales aliados conservadores. Estos resultados podrían radicalizar aún más al partido y hacerlo más próximo al Frente Nacional francés. «Con los moderados, perdemos», comentó Matteo Salvini, líder del partido.

Italia castigó a los partidos tradicionales y dio voz a la protesta de los ciudadanos, cuya afluencia a las urnas fue del 50,54%. Las victorias del M5S emplazan ahora a los indignados a perder su virginidad en la gestión política a gran escala y demostrar con los hechos que su programa de «legalidad y transparencia» es posible, lo que, principalmente en Roma, no les resultará fácil. En todo caso, el fundador del M5S, el cómico Beppe Grillo, advirtió en su blog que «esto es solo el principio». H