Las cosas se le complican a François Fillon. El candidato conservador que contra pronóstico ganó las primarias de su partido, y a quien muchos veían en el Elíseo en mayo, empieza a ser cuestionado incluso en su propia familia política. La investigación judicial por los supuestos empleos ficticios de su mujer, Penélope Fillon, debilita su campaña. Desde noviembre, ha perdido 16 puntos y, lo que es peor, el 67% de los franceses no lo ven ni «honesto» ni «cercano» a sus problemas, según un sondeo de Odoxa. Según Le Canard Enchaîné, la esposa del candidato conservador cobró en ocho años medio millón de euros como asistente de su marido cuando era diputado. Pero pocos recuerdan haberla visto en la Asamblea Nacional. Además, el propio Fillon ha desvelado que del 2005 al 2007, como senador de Sarthe, contrató a dos de sus hijos, abogados de profesión. El problema es que entonces eran estudiantes de derecho.