El negociador en jefe de la Unión Europea (UE) para el brexit, Michel Barnier, exhortó ayer al Reino Unido a empezar «a negociar seriamente» su salida de la UE, al inicio de una nueva ronda de conversaciones en Bruselas que durará hasta el jueves y que se desarrolla en un clima de cierta tensión y desafío.

«Para ser sincero, estoy preocupado. El tiempo pasa rápido (...); tenemos que empezar a negociar seriamente», afirmó Barnier en una breve declaración en la sede de la Comisión Europea, junto al negociador británico, el ministro para el brexit David Davis.

El Gobierno británico quiere abordar aspectos de la futura relación entre la UE y el Reino Unido, sobre todo en el ámbito comercial, una vez haya abandonado el club de Bruselas en marzo del 2019, pero los 27 países restantes insisten en que antes hay que lograr «avances sustanciales» en las tres cuestiones básicas del proceso de divorcio: los derechos de los ciudadanos europeos residentes en el Reino Unido, la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte y la factura económica del brexit.

Acabar con la ambigüedad / En este sentido, el negociador europeo subrayó que ha estudiado «con detenimiento» los documentos que el Gobierno británico ha publicado en las últimas semanas, pero pidió «una posición clara». «Cuanto antes acabemos con la ambigüedad, antes estaremos en una posición de negociar nuestra relación futura y el periodo de transición», subrayó.

Por su parte, Davis pidió «imaginación y flexibilidad en ambas partes», saliendo así al paso de un discurso que pretende cargar solo en el lado británico la falta de avances. «Queremos blindar aquellos aspectos en los que estamos de acuerdo, ver en cuáles discrepamos y avanzar en todo un abanico de cuestiones. Esto requiere flexibilidad e imaginación por ambas partes», explicó el negociador británico.

Nadie espera logros espectaculares en esta ronda de negociación, que es ya la tercera entre ambas partes. Según la mayoría de observadores, los briefings (sesiones informativas) que han ido ofreciendo uno y otro lado revelan un grado notable de exasperación mutua.

El domingo, el Partido Laborista británico (en la oposición) dijo ofrecer una alternativa a la política de la primera ministra conservadora, Theresa May, y defendió un brexit blando en el que el Reino Unido permanezca en el Mercado Único (lo que incluye la libre circulación de trabajadores) durante el período de transición.