El Gobierno británico aspira a pactar con la Unión Europea (UE) un período de transición 'post-brexit' más largo de lo previsto, pese a las presiones del sector euroescéptico del Partido Conservador, que defiende una ruptura más abrupta, según un documento oficial divulgado este miércoles por los medios británicos.

Según este documento, Londres desea retirar la mención del 31 de diciembre del 2020 como fecha final de este período de transición del texto del acuerdo en proceso de negociación. Aun reafirmando su deseo de un periodo de transición de "cerca de dos años" después del 'brexit', que se producirá el 29 de marzo del 2019, Londres indica que la duración final "debería simplemente estar determinada por el tiempo que llevará la preparación (...) de la asociación futura", según este documento de trabajo.

El Reino Unido quiere abandonar el mercado único y la unión aduanera una vez fuera de la UE, pero ha reclamado este periodo de transición para evitar un 'aterrizaje' demasiado abrupto para sus empresas. El país podrá en efecto seguir comerciando libremente con la UE, su mayor mercado, durante este periodo con la contrapartida de la necesidad de seguir las reglas europeas y permitir la libre circulación de ciudadanos sin poder participar en las decisiones.

Según el texto gubernamental filtrado, existe una "alineación amplia" de las posiciones de los negociadores británicos y europeos y "solo un pequeño número de cuestiones requieren discusión". Y se apela a demostrar "buena voluntad mutua" en torno a las nuevas leyes europeas que serán adoptadas, sin entrar en detalles.

Carta a May de los euroescépticos

La postura gubernamental, sin embargo, ha encendido los ánimos de los diputados conservadores 'pro-brexit', que han advertido contra el riesgo de que el Reino Unido se convierta en un "Estado vasallo" de la UE durante la transición. Un grupo de 62 de estos diputados, reunidos en torno al Grupo de Investigación Europeo (ERG, en sus siglas en inglés), han enviado una carta a la primera ministra, Theresa May, pidiéndole que hable a Bruselas "de igual a igual" y no acepte las posiciones de la UE como mandatos "fijos". En particular, reclaman que el Reino Unido pueda firmar acuerdos comerciales con terceros países en la UE durante la transición.

En la Cámara de los Comunes, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, ha criticado durante una sesión de control la evolución de las negociaciones con Bruselas. "Este Gobierno no va en dirección hacia el 'brexit', va en dirección hacia ninguna parte", ha afirmado Corbyn, para quien hasta ahora May solo ha ofrecido "palabrería y retórica vacía" al explicar su postura.

Corbyn se ha mostrado partidario de que el Reino Unido trate de mantener los beneficios comerciales de las estructuras europeas, pero defiende asimismo la salida británica del mercado único y la unión aduanera comunitaria.

Campaña por la permanencia

Diputados del Partido Liberaldemócrata, por su parte, han dado respaldo al inicio de una campaña que trata de convencer a los británicos de que el Reino Unido debe dar marcha atrás y permanecer en la UE. Los responsables de esta campaña, financiada a través de microdonaciones, utilizan un autobús con un eslogan que asegura que abandonar la UE costará al Reino Unido 2.000 millones de libras a la semana (2.260 millones de euros).

Se trata de una respuesta al autobús que utilizó el actual ministro de Exteriores, Boris Johnson, para promocionar el 'brexit' antes del referéndum de junio del 2016, en el que aseguraba que abandonar la UE permitiría invertir 350 millones de libras adicionales (392 millones de euros) en la sanidad británica.