El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, ha vuelto a prohibir la venta de alcohol en su país para aliviar la carga de los hospitales en plena pandemia de coronavirus, una medida bien acogida por el personal médico pero que ha generado críticas entre los comerciantes.

Sudáfrica es el sexto país del mundo en número de infectados de covid-19, según un recuento de la AFP: hay más de 324.000 casos confirmados y 4.669 muertos. En las últimas semanas se ha disparado el número de contagios y se espera que el país alcance el pico de la pandemia en breve.

En los hospitales públicos, desbordados, los médicos se tienen que enfrentar al terrible dilema de elegir a quién salvar. En este contexto, las autoridades han decidido, sin aviso previo y con efecto inmediato, restablecer la prohibición de la venta de alcohol, que ya estuvo en vigor durante parte del confinamiento, impuesto desde finales de marzo hasta el 1 de junio.

URGENCIAS POR CONSUMO DE ALCOHOL

"Cuando se levantaron las restricciones al alcohol" a principios de junio, los hospitales registraron "un aumento de hasta el 60% de ingresos en urgencias y de hasta el 200% en cuidados intensivos", ha subrayado el ministro de Salud, Zweli Mkhize, para justificar la medida.

Los médicos se han visto obligados a gestionar a pacientes víctimas de un consumo abusivo de alcohol: accidentes de tráfico y personas apuñaladas o heridas de bala durante peleas entre individuos alcoholizados, en uno de los países más violentos del mundo. "Si alguien llega al hospital sangrando, tienes que dejar al paciente enfermo de covid-19 para ocuparte del que sangra porque es una urgencia", ha explicado el ministro.

Mkhize se ha declarado "muy preocupado" porque la pandemia ha puesto en evidencia "el elevado nivel del consumo de alcohol" en Sudáfrica. "Hemos dejado que la situación se degrade hasta tal punto que nos encontramos en el sexto lugar del mundo en consumo diario de alcohol por consumidor, es decir, entre cinco y seis vasos al día", precisaba por su parte el profesor Charles Parry. "Claramente, tenemos un problema".

CAMAS LIBERADAS

El restablecimiento de la prohibición de la venta de alcohol permitirá, en principio, liberar algo menos de 50.000 camas de hospital en el sector público durante las próximas ocho semanas, según el profesor Charles Parry, que dirige la unidad de investigación sobre el alcohol en el Centro sudafricano de Investigación Médica (SAMRC).

"Era agotador ... tener que gestionar traumatismos que se habrían podido evitar, al tiempo que había que ocuparse de los casos de covid-19", señala un portavoz del hospital Groote Schuur de Ciudad del Cabo (suroeste), Alaric Jacobs. "Estamos bastante contentos. Esperamos que el número de casos de traumatismos disminuya", añade.

MALESTAR EN LOS BARES

En cambio, los vendedores de bebidas alcohólicas y los propietarios de bares están molestos y consideran que la prohibición está injustificada.

"Todos estamos de acuerdo en que es importante reducir la presión del sistema de salud, ... en que todas las vidas cuentan", dice un vendedor de licores, John Woodward, aunque matiza que "no puedo creer que Sudáfrica sea tan diferente de los otros países como para que haya que tomar medidas tan draconianas".

"La prohibición y la forma en la que se puso en marcha ... ponen en juego decenas de empleos", apunta el comerciante de Setellenbosch (suroeste), en referencia a su empresa, de 30 empleados.

Según el Consejo Nacional de Vendedores de Alcohol (NLTC), alrededor de 44.500 bares pequeños quebrarán a causa de la prohibición. La decisión "tendrá consecuencias catastróficas en los bares pequeños y sumirá a las familias en una grave pobreza", ha advertido Lucky Ntimane, del NLTC. En Sudáfrica, la tasa de paro supera el 30%.

Los consumidores también están furiosos y se han lanzado a comprar bebidas alcohólicas.