Cada dosis de vacuna está sujeta a derechos de propiedad, patentes, por parte de la compañías o entidades que las han desarrollado y fabricado. Un blindaje que se cuestiona en situaciones de crisis de salud global, como es el caso de la pandemia por Covid. Bruselas considera que es mejor fomentar los acuerdos sobre licencias de explotación que forzaar la liberación de patentes. La Unesco, a través del Comité Internacional de Bioética, reclama que las compañias farmacéuticas consideren las vacunas Covid un bien común. Organizaciones humanitarias calculan que al liberar las vacunas se podría pasar de fabricar 12 millones de dosis al días, a 60 millones de dosis.