El estado de Texas (sur de Estados Unidos) ejecutó este miércoles al preso Quintin Jones por el asesinato en 1999 de su tía abuela, que tenía 83 años. A Jones, un afroamericano de 41 años, le declararon muerto a las 18.40 hora local (23.40 GMT) tras recibir una inyección letal en la cárcel de Huntsville -cercana a Houston-, según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas. Sus últimas palabras fueron: "Me gustaría agradecer a toda la gente que me ha apoyado y ayudado a lo largo de los años. Estoy contento de dejar este mundo como un lugar mejor y más positivo".

La de Jones fue la primera ejecución de Texas en casi un año, un lapso muy poco habitual producido por la pandemia y por decisiones judiciales, y también la primera desde que Donald Trump abandonó el poder. Jones fue condenado a muerte en 2001 por asesinar a golpes en septiembre de 1999 a su tía abuela Berthena Bryant y robarle 30 dólares para comprar droga cerca de Dallas. Antes del crimen contra su tía abuela, presuntamente Jones había estado implicado en otros dos asesinatos, aunque nunca fue imputado por esos casos.

La hermana de Bryant, Mattie Long, había apoyado una petición de clemencia de Jones para evitar que fuese ejecutado, pero fue rechazada tanto por la junta de perdones de Texas como por el gobernador, el republicano Greg Abbott. "Debido a que era muy cercana a Bert, su muerte me dolió mucho. Aun así, Dios es misericordioso. Quintin no puede traerla de regreso. Yo no puedo traerla de vuelta. Escribo esto para pedirles que por favor le perdonen la vida a Quintin".

La ejecución de Jones se produjo sin la presencia de medios de comunicación ni de testigos, un hecho que el estado ha calificado como un "error" y por el cual se ha disculpado. La de Jones fue la primera ejecución del año en Texas y cuarta en todo el país. Desde que el Tribunal Supremo reintrodujo en 1976 la pena de muerte, han sido ejecutadas en Estados Unidos 1.533 personas, 571 de ellas en Texas.