Aleksándr Lukashenko, el presidente de Bielorrusia, ha hablado por vez primera desde el polémico desvío del vuelo de Ryanair el pasado domingo, un grave incidente aéreo en el que fue detenido Roman Protasevich, un prominente periodista opositor, y su novia. En su intervención, el mandatario ha mezclado justificaciones con amenazas, y ha rechazado con contundencia la decisión de la UE de que sus aviones sorteen el espacio aéreo bielorruso, advirtiendo a su vez de que en el futuro, seguirá actuando de idéntica manera. "Actué conforme a la ley y así lo seguiré haciendo", ha dicho.

"La información sobre la bomba en el avión vino de Suiza, y la trasladamos a la tripulación", ha insistido. La decisión de enviar un avión militar para obligar al aparato a cambiar de rumbo y a dirigirse al aeropuerto de Minsk fue la adecuada, según su opinión. "Pensé en la seguridad del país, no podía permitir que el avión cayera sobre las cabezas de nuestra gente", ha subrayado. Pese a las explicaciones de Lukashenko asegurando que actuó movido por una alerta de bomba que, para más inri, resultó ser falsa, en Moscú, políticos y personalidades próximas al Kremlin calificaron el desvío de "brillante operación especial" ideada por el jefe del Estado bielorruso para arrestar a un joven periodista muy próximo a la líder de la oposición bielorrusa, Svetlana Tikhanóvskaya, y que había dirigido un portal de comunicación con cerca de dos millones de suscriptores.

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Amenazas veladas

El líder bielorruso ha arremetido con fuerza contra la decisión de Bruselas de que los aviones comunitarios eviten el espacio aéreo de su país, muy utilizado en los trayectos entre EuropaRusia y Asia oriental, lanzando de paso veladas amenazas contra la seguridad de la navegación aérea. "No queréis sobrevolar la segura Bielorrusia, entonces sobrevolad "allí donde murieron 300 personas", ha asegurado, en referencia a Ucrania y al derribo de un avión de pasajeros malasio en 2014 por un proyectil tierra aire disparado por una batería rusa. Lukashenko, además, ha dado a entender que tras la decisión de los Veintisiete, su país podía acabar haciendo la vista gorda y permitiendo el paso de emigrantes hacia las fronteras europeas. "Hemos detenido a emigrantes y a drogas; ahora os los vais a comer y atrapar vosotros mismos", ha concluido.