Decenas de sonrisas bien anchas se pasean por los bulevares israelís. Ni rastro de mascarillas sobre unas caras tostadas por el sol. Israel ha levantado este martes todas las medidas preventivas para el coronavirus, excepto las restricciones para entrar en el país. Mientras en el interior se respira la esperanza de un verano normal, sus fronteras siguen cerradas de forma hermética. Para evitar la entrada de variantes del virus, Israel quiere obligar a sus viajeros a vestir un brazalete electrónico que controle su respeto a la cuarentena. Ya se han encargado 30.000 pulseras a la espera de que el sistema sea aprobado por el Comité de Asuntos Constitucionales.

Solo cuatro casos nuevos de coronavirus se detectaron el pasado domingo entre las 22.360 pruebas realizadas. El retorno a la normalidad ya es una realidad. Israelís vacunados y no vacunados pueden participar en cualquier evento sin necesidad de tener el aclamado pasaporte verde, que pierde su validez. Tras 14 meses de pandemia, la tasa de infecciones ha caído con apenas 352 casos activos. Solo en el interior de los establecimientos la mascarilla es obligatoria. Pero las autoridades israelís saben lo difícil que es mantener este esperanzador escenario. 

Por ello, buscan controlar el aeropuerto de Ben Gurion a las afueras de Tel-Aviv. Con la llegada a cuentagotas de algunos turistas y los retornos de su ciudadanía, han llegado nuevas variantes. El Gobierno no ha escatimado en recursos para evitarlo. Por 40 millones de shekels –unos nueve millones de euros–, el Ministerio de Salud encargó a la empresa SuperCom 30.000 brazaletes electrónicos que permitan controlar que los recién llegados cumplan con su cuarentena. 

"Un día festivo"

Ubicado en la muñeca o en el tobillo, el brazalete se usaría para monitorear la ubicación del usuario a través de Bluetooth y GPS. Según el proyecto de ley aprobado en la Kneset, el Parlamento israelí, quienes se nieguen a usarlo, o no puedan aislarse en casa, deberán quedarse en un hotel operado por el Ejército como alternativa. SuperCom ha comunicado a Netanyahu en una carta que no existe ningún impedimento legal para la supervisión electrónica por parte del Gobierno de quienes ingresan en el país. 

"Desde nuestro punto de vista, el 1 de junio de 2021 es un día festivo", ha declarado Tomer Mor, líder de un grupo de defensa de los restauradores, al sitio web de noticias Ynet. A partir de este martes, no hay límites en las reuniones. Cualquier persona puede acceder a tiendas, restaurantes, lugares de culto sin necesidad de presentar ninguna documentación. Después de tres confinamientos y una campaña de vacunación masiva, la vida en su plenitud vuelve a Israel. 

Vacunación de adolescentes

Más de cinco millones de israelís están completamente inmunizados. Mientras, el Gobierno se prepara para aprobar la vacunación de adolescentes a partir de los 12 años en los próximos días. Unas 839.000 personas se han contagiado con el virus en un país de poco más de nueve millones de habitantes. Al menos 6.412 no lo superaron. Además, los confinamientos han causado daños económicos millonarios que han propiciado el cierre de decenas de pequeñas empresas y un aumento de la tasa de desempleo. 

A su vez, el país habita en un desgobierno desde el pasado diciembre. La celebración de elecciones el 23 de marzo dejó un panorama inconcluso que ha abocado a Israel al borde de otros comicios, de nuevo. En los últimos días, las conversaciones entre Yair Lapid, el encargado de formar gobierno, y Naftali Bennett auguran el Ejecutivo del cambio. El líder de Yesh Atid se prepara para anunciar la creación de un Ejecutivo multicolor antes de que termine el plazo la medianoche del miércoles. Poco a poco, la normalidad se instala en Israel.