El Ministerio de Salud iraquí rebajó este miércoles a 60 la cifra de muertos por el incendio en un hospital de aislamiento para pacientes de coronavirus en Nasiriya, en el sur de Irak, después de que la agencia de noticias iraquí INA informara ayer de que el número de fallecidos era de 92.

"El número total de muertos en el incidente de la sala de aislamiento del hospital Al Husein fue de 39 mártires que pudieron ser identificados y de otros 21 no identificados", dijo el Ministerio de Salud y Medio Ambiente iraquí en un comunicado.

Asimismo, apuntó que "se están tomando las medidas necesarias" para identificar los cuerpos de las 21 víctimas que fueron calcinadas y algunas de ellas sepultadas bajo los escombros del hospital por el incendio.

De acuerdo con la nota, el recuento "oficial" se ha hecho después de que las autoridades sanitarias y los médicos forenses de la provincia de Di Qar, donde se encuentra Nasiriya, finalizaran sus tareas.

La cifra contradice a la proporcionada por la agencia de noticias estatal iraquí INA, que citó un comunicado del Departamento de Salud de Di Qar en el que se afirmaba que el número de muertos por el incendio en el hospital Al Husein de Nasiriya ascendió a 92.

El Ministerio calificó de "incorrección" todas las cifras de fallecidos que se han reportado hasta el momento y recordó que el departamento "es la única fuente oficial de información y estadísticas", por lo que instó a los medios de comunicación a que "utilicen la fuente autorizada".

Un cortocircuito provocó que una bombona de oxígeno estallara en el hospital Al Husein de la ciudad de Nasiriya, en el sur del país, donde posteriormente se produjo el incendio.

Esta tragedia ha desatado de nuevo la ira de los ciudadanos, que hoy han enterrado a sus seres queridos en diferentes ciudades del sur de Irak, entre lamentos y acusaciones de negligencia por parte de las instituciones.

La gestión del sector de salud se ha vuelto a poner en entredicho tan solo tres meses después de que otro incendio dejara al menos 82 muertos en el hospital Ibn al Jatib de Bagdad, en circunstancias muy parecidas.

"No es de extrañar que el desastre se repitiera ayer en Nasiriya, ni sería sorprendente que se repitiera nuevamente en otros lugares", dijo hoy el miembro de la pública Comisión de Derechos Humanos iraquí, Ali al Bayati.

El fuego calcinó la totalidad de un pabellón. EFE

Las investigaciones del incendio del pasado abril en el hospital de Bagdad concluyeron sin determinar quién fue el responsable de la tragedia y con la dimisión del entonces ministro de Salud.

Desde entonces, Irak todavía no ha nombrado a un nuevo titular y la responsabilidad en esta ocasión ha recaído en el director de Salud de la provincia de Di Qar, Sadam al Tawil, que ayer dimitió poco después del suceso.

Las autoridades iraquíes han abierto una investigación y el Tribunal de Investigación de Di Qar ha emitido órdenes de arresto contra trece empleados del Departamento de Salud de la provincia, incluido su director, según INA. 

El sistema de salud iraquí se encuentra en pobres condiciones tras décadas de guerra y sin recursos ni la voluntad política para reformarlo.

Según la organización Physicians for Human Rights, la partida de presupuesto dedicada al sector sanitario y medioambiental del país en 2019 representa tan solo un 4,5 % del total, a diferencia de otros sectores como el militar o el petrolero, que anualmente obtienen entre el 15 y el 20 %.

Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que en 2015 Irak tan solo gastó unos 154 dólares por persona en salud, una diferencia abismal respecto a vecinos como Irán (366 dólares) o Jordania (257 dólares).