"Nuestro gabinete es del pueblo, se debe al pueblo y va hacia él. No defraudaremos su confianza", dijo el flamante presidente peruano, Pedro Castillo, en la noche del jueves. El maestro rural respondió de esta manera a la decepción que ha provocado en algunos sectores el nombramiento de Guido Bellido como Primer Ministro. La presencia de un integrante del "ala dura" de Perú Libre, el partido de izquierdas que llegó al Gobierno, parece deparar a Castillo muchos más costos que beneficios políticos. Bellido es investigado por el presunto delito de apología del terrorismo.

El "hombre nuevo", llegó a asegurar en las redes sociales, no puede ser un "maricón". Pero no son solo su declarada homofobia ni la ligereza con la ha hablado sobre la dramática experiencia de Sendero Luminoso en los años 80, lo que provoca malestar. Bellido es el síntoma de una tormenta mayor cuyo estruendo se ha escuchado apenas pocas horas después de asumir Castillo la jefatura del Estado.

El diario La República estimó que la elección del nuevo Primer Ministro ha sido "un golpe bajo para quienes, desde posiciones progresistas, antifujimoristas y del centro político, le dieron el respaldo a Castillo en la segunda vuelta". Semejante designación "es sin duda la ruptura del compromiso básico de mantener al país lejos de cualquier amenaza extremista". El diario El Comercio, referente centenario de la elite limeña, no se privó tampoco de sus críticas. El mandatario, dijo, ha dado una pésima señal. "Podría ser descrita como una provocación mezquina e irresponsable". Bellido es, para El Comercio, un instrumento de Vladimir Cerrón, el principal dirigente de Perú Libre, convertido desde hace semanas en una suerte de misterioso demonio populista.

El destacado jurista Julio Arbizu, quien salió en defensa de Castillo cuando Keiko Fujimori había denunciado, sin pruebas, la existencia de un fraude electoral, tuvo algo que decir al respecto. "Primer error grave del Gobierno, nombrar como premier a una persona que en lugar de afirmar alianzas y consensos conseguidos los espanta". El economista Pedro Francke, quien durante las semanas de incertidumbre del interminable escrutinio intentó funcionar como un nexo entre Castillo y los mercados, salió de escena con sensaciones análogas. Los medios de prensa limeños sostienen que el nombramiento de Bellido le provocó estupor. El Premier había cuestionado su moderación. "Se están evaluando a otros profesionales", dijo Bellido sobre el por ahora vacante cargo de ministro de Economía.

La polémica de fondo

El sociólogo Héctor Béjar ha quedado a cargo del ministerio de Relaciones Exteriores. Su pasado es también objeto de controversias. Béjar viajó a Cuba en 1962. Allí conoció a Ernesto Che Guevara. Regresó de la isla para participar del Ejército de Liberación Nacional, la guerrilla que operó en los años sesenta y de la que fue parte el poeta Javier Heraud. A su vez formó parte del Gobierno del general Juan Velasco Alvarado, una década más tarde.

El temprano malestar con Castillo tiene, además, otro trasfondo. El discurso inaugural ante el Congreso incluyó numerosas promesas de reparación social que ponen en jaque el modelo neoliberal que se puso en marcha durante la era de Alberto Fujimori y que sus sucesores apenas maquillaron. El presidente anunció aumentos de salarios y de los presupuestos para Salud, Cultura y Educación. “No dijo ni una sola palabra sobre cómo se generarán los recursos que se requieren para financiar todos esos gastos. El Parlamento ahora debe actuar con astucia, como quien empieza una fundamental partida de ajedrez político. El presidente Castillo no ha entendido que la suya no ha sido una victoria holgada y que sobre él pesan más dudas que certezas”, dijo el diario Gestión.

El analista político César Hildebrant cree que Castillo se ha apresurado a “jugar con fuego”. Su subordinación a las exigencias de Perú Libre genera las primeras condiciones para su desestabilización. “La derecha no cesa ahora de gozar”. Keiko Fujimori ya proclamó que su partido será “un firme muro de contención frente a su amenaza latente de una nueva Constitución comunista y de cambios estructurales en los cimientos de nuestro desarrollo”.

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Giro cultural

La polémica relacionada con Guido Bellido, restó impacto a otras decisiones adoptadas por Pedro Castillo, entre ellas crear un ministerio de "las Culturas" que responda a la diversidad milenaria de Perú, y hacerlo funcionar en la actual sede del Poder Ejecutivo, el Palacio Pizarro, calificado por el flamante presidente un símbolo del colonialismo. Para emprender este viraje, Castillo nombro como titular de la nueva cartera a Ciro Gálvez, un poeta, escritor y cantautor que privilegia su voz en quechua, la lengua hablada en el imperio incaico, cuya influencia se siente en Bolivia, Chile y Argentina. Agricultor durante su niñez, lavador de platos en un restaurante limeño a inicios de los setenta, mientras estudiaba abogacía, Gálvez, de 71 años, es prácticamente desconocido para el mundo cultural capitalino. Vive hace 40 años en Huancayo, unos 300 kilómetros al suroeste de Lima. "Generalmente se piensa que una persona de origen andino, quechua, de una comunidad no está capacitado, pero eso no es así, nosotros los peruanos originarios también tenemos sesos, tenemos inteligencia". Gálvez compitió en la primera vuelta presidencial, pero el electorado le dio por completo la espalda.