Marsella, primera etapa de la rentrée de Emmanuel Macron y de su más que probable campaña para las presidenciales de 2022. El presidente francés inició el curso político con una mediática visita a Marsella. Esta emblemática y mestiza localidad del Mediterráneo concentra buena parte de los problemas que sacuden Francia, especialmente la inseguridad y la precariedad social. El dirigente centrista presentó este jueves una serie de medidas, valoradas en más de 1.000 millones de euros, para combatir la delincuencia y renovar las escuelas, transportes y las viviendas más degradadas de la segunda ciudad del país vecino.

“No he venido a hacer promesas, sino a adoptar compromisos y exigirlos”, dijo este jueves por la tarde en un largo discurso desde el Palacio del Pharo. Con su intervención desarrolló un plan para reducir la inseguridad, pero también la pobreza, que suele alimentar la delincuencia. En concreto, prometió acelerar la rehabilitación de 15.000 viviendas y renovar 174 escuelas en estado crítico.

Además de estos anuncios, hizo una serie de promesas, más difusas, para combatir el fracaso escolar y el desempleo de los jóvenes a través del emprendimiento y el desarrollo del sector cultural. Anunció la creación de unas “escuelas del futuro” para los barrios más modestos que dispondrán de más recursos y autonomía, además de unas oficinas locales para asesorar a los jóvenes que quieran emprender. El joven presidente dijo que pretende hacer de Marsella un laboratorio de medidas que más adelante se aplicarán en el resto del país. En cambio, la oposición le reprochó de haber organizado una “operación de comunicación”.

“Sacudida por el tráfico de armas y asesinatos”

No obstante, la actualidad de la segunda ciudad de Francia se ha visto marcada en las últimas semanas por la inseguridad. “Marsella se ve sacudida en su corazón por el tráfico de armas y los asesinatos. (…) Esta situación no es nueva, pero no podemos resignarnos”, reconoció el socialista Benoît Payan, alcalde de una localidad dirigida por la izquierda desde el verano del año pasado, tras más de 30 años de gobiernos de derechas.

Desde principios de año, 15 personas han muerto por peleas entre traficantes en Marsella, que cuenta con 156 puntos de tráfico de estupefacientes. Uno de estos asesinatos escandalizó recientemente a la opinión pública. El 19 de agosto, un adolescente de 14 años fue acribillado a balazos por un grupo de motoristas con kaláshnikov en la entrada de un barrio periférico, donde se vendía cannabis.

Francia es el país europeo con un mayor número de consumidores de marihuana. Todo tipo de clases sociales consumen el producto de esta industria, pero su implantación en la banlieue supone un cáncer para los franceses más modestos. “Os daremos todos los medios para actuar y confrontaros intensamente a situaciones irreversibles”, aseguró Macron el miércoles por la noche, en una intervención durante una visita a una comisaría marsellesa. El ejecutivo ha prometido reforzar esta localidad con 300 nuevos agentes. También construirá una nueva comisaría e instalará 500 cámaras de vigilancia en los barrios más pobres.

Una ciudad fracturada por la desigualdad

Aunque la inseguridad acapara ondas de radio y televisión, Marsella sufre otras fracturas sociales. Viviendas precarias, escuelas degradadas, una red de transporte público insuficiente —solo hay dos líneas de metro para una localidad de 870.000 habitantes —… La lista es larga en una ciudad en que pervive el recuerdo del derrumbe de un edificio en 2018 en la calle Aubane, en que murieron ocho personas. Este panorama resulta el reflejo de unas fuertes desigualdades económicas y sociales. Las cuales resultan perceptibles a simple vista entre los pobres distritos del norte y los ricos del sur, donde hay el puerto y las playas marsellesas. Estas atraen cada año a miles de jóvenes parisinos, que se instalan en una ciudad de moda entre las nuevas generaciones.

Además de la presentación de medidas, Macron visitó el jueves por la mañana una escuela en el distrito 13 de Marsella, donde el 28% de sus habitantes viven bajo el umbral de la pobreza. En ella participó en el inicio del nuevo curso escolar, que las autoridades galas esperan que esté marcado por la normalidad, aunque los alumnos seguirán llevando mascarilla en las aulas. También cenó con el primer ministro italiano Mario Draghi. Y este viernes inaugurará el Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN.

“Todo el mundo sabe que (Macron) está en campaña electoral (…) Marsella representa el peregrinaje de las promesas”, criticó Jean-Luc Mélenchon, diputado de la ciudad sureña. El líder de la Francia Insumisa es el candidato de izquierdas mejor posicionado en los sondeos para las presidenciales, aunque con un escueto 10%. Mientras que las distintas oposiciones se preparan para las presidenciales, marcadas por las divisiones internas y la proliferación de numerosos candidatos, Macron acapara los focos en la rentrée con su visita en Marsella.