Como escribía recientemente el International Crisis Group en un análisis sobre Naciones Unidas y su futuro, la organización “cada vez se ve más marginal en la gestión de crisis internacionales” y, aun así, “juega un papel crucial en gestionar un ambiente internacional inestable”. Pero además la ONU desempeña un papel importante poniendo a las naciones frente al espejo. Eso es lo que ha hecho este martes en su discurso para abrir el debate de este año de la Asamblea General de la ONU António Guterres. Y la imagen que ha reflejado el secretario general es demoledora.

“Estamos al borde de un abismo y moviéndonos en la dirección equivocada. Nuestro mundo nunca ha estado más amenazado o dividido. Enfrentamos la mayor cascada de crisis en nuestras vidas”, ha asegurado el portugués, al que no le ha faltado donde elegir para apoyar su análisis. Ha citado, por ejemplo, la pandemia de covid-19 que “ha agigantado notorias desigualdades”; la crisis climática “que golpea el planeta”, “agitación de Afganistán a Etiopía y Yemen y más allá” que “ha desbaratado la paz”.

Guterres ha señalado también que “una ola de desconfianza y desinformación está polarizando a la gente y paralizando sociedades” y ha hablado de “derechos humanos en el punto de mira” y “ciencia bajo ataque”, de “sustento para los más vulnerables” que llega “demasiado poco y demasiado tarde, si es que llega”, y de “solidaridad desaparecida, justo cuando más la necesitamos”.

 Con la imagen de vacunas de covid en la basura, caducadas y sin usar, Guterres ha señalado críticamente a la “falta de voluntad política, egoísmo y desconfianza” y ha hablado directamente de “obscenidad”. “Aprobamos el examen de la ciencia pero estamos suspendiendo en ética”, ha dicho.

Emergencia climática

En su radiografía de la grave situación Guterres ha señalado particularmente a la emergencia climática, recordando que se necesita un recorte del 45% de las emisiones para el 2030 pero, sin embargo, según un informe reciente con los compromisos nacionales actuales las emisiones aumentarán un 16% para 2030. “Eso nos condenaría a un escenario infernal de aumentos de temperaturas de al menos 2.7 grados sobre niveles preindustriales”, ha recordado.

“Estamos a semanas de la conferencia del clima en Glasglow pero aparentemente a años luz de alcanzar nuestros objetivos”, ha señalado también, denunciando que “en lugar de en un camino de solidaridad estamos en un callejón sin salida a la destrucción”.

El clima es uno de los seis terrenos, junto a la paz, la desigualdad entre ricos y pobres, el género, el mundo digital y las distintas generaciones donde Guterres ha identificado grandes brechas (“grandes cañoñes” les ha llamado) que amenazan con romper un mundo donde ha denunciado que se propaga “la enfermedad la desconfianza” y donde ha utilizado como imagen representativa de los problemas “milmillonarios de paseo por el espacio mientras miles pasan hambre en la tierra”.

EEUU y China

Guterres ha llamado a mirar a Afganistán, Etiopía, Myanmar, Sahel, Libia, Siria y Yemen, Israel y Palestina y Haití para entender el abismo. Ha asegurado que “han vuelto los golpes militares” y ha denunciado que “la falta de unidad entre la comunidad internacional no ayuda. Las divisiones geopolíticas están minando la cooperación internacional y limitando la capacidad del consejo de seguridad de tomar las decisiones necesarias”, ha dicho. “Está arraigando un sentido de impunidad”.

 Ha puesto, asimismo, un foco particular en la creciente división entre Estados Unidos y China. “Será imposible lidiar con trascendentales retos económicos y de desarrollo mientras las dos mayores economías del mundo están en desacuerdo pero me temo que el mundo se arrastra hacia dos estándares de reglas económicas, de comercio, financieras y tecnológicas, dos enfoques divergentes en el desarrollo de inteligencia artificial y al final dos estrategias militares y geopolíticas diferentes. Esto es receta para problemas”, ha asegurado, alertando que “sería mucho menos predecible que la Guerra Fría”.

Foco en la brecha digital

Además de señalar a la “emergencia planetaria” climática, subrayar la imperiosa necesidad de asegurar la igualdad de género, anunciar el nombramiento de un enviado especial para futuras generaciones y la creación de la Oficina de Juventud en la ONU y denunciar la brecha entre ricos y pobres urgiendo a crear un plan de vacunación global para doblar la producción de vacunas y asegurar que llegan al 70% de la población mundial en la primera mitad de 2022, Guterres ha puesto un foco especial en la brecha digital.

“Uno de los grandes peligros que enfrentamos es el alcance creciente de las plataformas digitales y el uso y abuso de datos”, ha denunciado. “Se está montando una vasta biblioteca de información sobre cada uno de nosotros y no tenemos la llave. No sabemos cómo se ha recolectado la información, por quién o para qué propósitos. Pero sabemos que se usa comercialmente para disparar beneficios corporativos”.

“Se está convirtiendo en activos nuestros patrones de comportamiento y se venden como contratos de futuro. Nuestros datos se usan también para influenciar percepciones y opiniones. Los gobiernos y otros pueden explotarlo par controlar o manipular el comportamiento de la gente, violar derechos humanos de individuos o grupos y minar la democracia”, ha asegurado. “No es ciencia ficción, es un hecho científico. Y requiere una conversación seria”.

Guterres se ha mostrado convencido de que “cualquier futura gran confrontación, el cielo no lo quiera, empezará con un ciberataque masivo” y ha apuntado a que no hay marcos legales para lidiar con esto.