Más de 100 representantes del principal partido islamista de Túnez, Ennahda, han dimitido en protesta por la actuación de su grupo durante la crisis política que se ha desatado en el país africano después de que el presidente, Kais Saied, tomara plenos poderes y ordenara la destitución del primer ministro el pasado mes de julio.

En total son 113 miembros de Ennahda, que en un comunicado hecho público este sábado culpan al líder del partido, Rached Ghannouchi, de cometer una serie de errores que han permitido a Saied expandir sus poderes.

En el documento, los representantes acusan a Ghannouchi de monopolizar la toma de decisiones y de no conseguir manejar el Parlamento. Antes de que fuera disuelto por Saied, Ennahda contaba con la mayoría de escaños.

Esta semana, Saied firmó una serie de decretos prorrogando la suspensión de la actividad del Parlamento, retirando la inmunidad a los parlamentarios y congelando sus salarios.

Se trata de la tercera vez que el presidente amplía estas medidas excepcionales desde que el pasado mes de julio tomara plenos poderes y ordenara la destitución del hasta entonces primer ministro, Hichem Mechichi, tras varias jornadas de protestas.

Tras hacerse con todas las competencias, el presidente de Túnez afirmó que su decisión era una respuesta a las movilizaciones de los días previos contra la gestión de la pandemia, la corrupción y la grave crisis económica y defendió en todo momento que se fundamenta en la Constitución.

Aunque la Constitución de Túnez no permite la disolución del Parlamento, sí avala la suspensión de sus funciones durante un periodo de 30 días. Las acciones posteriores del presidente, con dos prórrogas de estas medidas incluidas, han sido condenadas por la oposición, que le acusan de llevar a cabo un "golpe de Estado".