Fallecimientos que rondan o superan el millar diarios. Contagios que por quinto día consecutivo baten récords desde el inicio de la pandemia de covid -19. Rusia continúa presentando catastróficos números epidemiológicos en comparación con la inmensa mayoría de países occidentales, pese a ser uno de los primeros países en dotarse de una vacuna efectiva contra la enfermedad. En las últimas 24 horas, el país ha registrado 34.325 nuevas infecciones, superior incluso a las cifras contabilizadas durante las primeras oleadas de la crisis sanitaria mundial.

El goteo de noticias alarmantes que dan cuenta de las dimensiones de la pandemia, un año y medio después de su arranque, no ha cesado en los últimos días. El ministro de Sanidad ruso, Mijaíl Murashko, ha pedido públicamente a aquellos doctores y personal médico que al principio de la crisis, debido a su elevada edad, se habían aislado o se habían convertido en pensionistas, que se vacunen y regresen a sus puestos de trabajo: "Hoy ya tenemos una vacuna; nos dirigimos a los trabajadores sanitarios que abandonaron la práctica médica, les proponemos que regresen". En algunas regiones, como la república de Mari El, en el centro de la Rusia europea, se han suspendido todos los tratamientos sanitarios en los hospitales públicos para poder afrontar la nueva ola de infecciones de covid-19.

Según ha asegurado hace una semana Anna Popova, al frente de Rospotrebnazor, el ente público que defiende los derechos del consumidor en Rusia, el virus se expande en un total de 77 de los 85 sujetos de que se compone la federación, circunstancia que coincide también con la expansión del virus de la gripe o de otras infecciones respiratorias. Por su parte, el Ministerio de Sanidad ha admitido que el aumento de la incidencia se caracteriza por "un rápido aumento del número de casos, así como un número elevado de pacientes que desarrollan la enfermedad de forma fulminante, en un periodo de dos/tres días y que requieren apoyo de cuidados intensivo".

Reticencia de la población

Todos los expertos coinciden en que este pico pandémico que vive Rusia es debido sobre todo a la reticencia de la población a vacunarse, una suerte de acto reflejo de los ciudadanos ante unas autoridades de las que tradicionalmente desconfían. De acuerdo con los últimos datos disponibles difundidos hace dos días, tan solo un 32% de la población había completado la pauta completa de vacunación. Todo ello ha obligado a las autoridades regionales de al menos 38 sujetos federales a establecer categorías de ciudadanos que por decreto deben ponerse la inyección so pena de sancionesmultas o pérdida del puesto de trabajo.

Una de estas personas que por obligación se tuvo que poner la vacuna fue Anna, quien prefiere no revelar su verdadero nombre y que trabaja como cajera en una de las oficinas de un importante banco ruso en Moscú. Después de meses de negarse a someterse al tratamiento alegando que no se fiaba en absoluto de su eficacia y su inocuidad, tuvo que acceder finalmente ante la amenaza de perder su trabajo. En una de las ocasiones, tras ser inyectada, desarrolló un enorme moratón en el hombro, además de otros efectos secundarios. "¡Mire, mire!", asegura, mientras muestra una fotografía de la parte superior de su brazo.