Al menos 35.000 –según la policía– han participado este sábado en la marcha convocada en Viena contra el confinamiento que entra en vigor a partir del lunes en toda Austria y también contra la vacunación obligatoria anunciada por el gobierno a partir del próximo 1 del febrero. Bajo gran presencia policial, la manifestación ha transcurrido con momentos de tensión y algunas detenciones, pero sin grandes incidentes hasta el cierre de esta edición. Muchos manifestantes no llevaban la mascarilla obligatoria para este tipo de concentraciones, tal y como establece la normativa austriaca.

“No a la vacunación obligatoria”, “Fin a la coronadictadura”, “Abajo con la dictadura fascista” y “Defended nuestras fronteras, no a vuestro propio pueblo” han sido algunos de los lemas de la manifestación en cuya convocatoria ha participado el poderoso partido ultraderechista austriaco FPÖ. Su líder, Herbert Kickl, no ha estado personalmente en la marcha por estar enfermo. Sin embargo, sí ha enviado un videomensaje a través de las redes sociales: “Nuestro país se dirige hacia una coronadictadura”, dice Kickl en el mensaje.

“Se trata de nuestros derechos fundamentales. Para mí eso es muy importante. Lo hago para que nuestros hijos puedan crecer en una república democrática”, ha dicho una participante en la marcha en declaraciones a agencias internacionales. “Estamos aquí para protestar contra el robo de nuestras libertades por nuestro gobierno. Nos pronunciamos en contra del confinamiento y de la vacuna obligatoria”, ha dicho otro de los participantes.

Medidas drásticas

El gobierno austriaco, formado por conservadores y verdes, anunció el pasado viernes medidas drásticas para intentar frenar la cuarta ola de contagios –15.000 nuevos casos registrados sólo este sábado– que sufre desde hace semanas el país alpino y que ya amenaza con hacer colapsar el sistema sanitario, según advierten las autoridades.

A partir del próximo lunes, los ciudadanos vacunados y los no vacunados sólo podrán salir de casa para asunto esenciales como ir a trabajar, a comprar productos básicos como comida, bebida o medicinas, o para ir al médico. El resto de actividades de ocio quedan prohibidas más allá de ir a pasear para tomar aire fresco. Las restricciones estarán vigentes al menos durante 20 días y su efecto será evaluados tras los primeros 10 días.

Antes del anuncio del confinamiento para toda la población, el gobierno del canciller conservador Alexander Schallenberg ya había introducido restricciones sólo para personas no vacunadas. Sin embargo, el avance exponencial de los contagios ha obligado a su gobierno a ir un paso más allá. Austria es el primer país de la UE que introduce la vacuna obligatoria contra el coronavirus.

Schallenberg reconoce el fracaso de su gestión y también que la incapacidad de las autoridades para convencer a más gente a que se vacune es la principal razón de este nuevo confinamiento para el conjunto de la población, como dijo el pasado viernes el jefe de gobierno en una entrevista con la televisión pública austriaca. La tasa de vacunación contra el coronavirus es actualmente del 66% en Austria.