Tras cinco meses de distancia por las elecciones iranís del pasado junio, las delegaciones de Irán Estados Unidos han viajado este lunes a VienaAustria, para reactivar las negociaciones que intentan revivir el acuerdo nuclear de 2015, que el anterior presidente de los EEUU, Donald Trump, rompió en 2018. 

Se esperaba que Joe Biden reactivase el pacto, pero las tensiones entre ambos países están al alza, y las dos delegaciones no se sentarán en la misma mesa este lunes. Discutirán a través de mediadores, es decir, los demás firmantes del proscrito pacto: China, Rusia, el Reino Unido, Alemania, Francia y la Unión Europea.

Las esperanzas de que algo pueda salir de esta nueva ronda de negociaciones, sin embargo, son escasas. Irán, durante este último año, ha acelerado su programa nuclear de enriquecimiento de uranio, cuyos niveles son ahora cercanos al 60%, mucho más próximos al 90% necesario para crear una bomba atómica que del 3% que marcaba el marchito acuerdo que destruyó Trump. 

Para terminar con su programa, Irán impone una condición a los EEUU: que los estadounidenses retiren todas las sanciones impuestas contra el país persa desde 2017, que ahogan la economía iraní.

Nuestras demandas son claras. Los demás y especialmente los estadounidenses deben decidir si quieren revivir el pacto o no. Ellos lo abandonaron, así que son ellos los que tendrían que volver dentro y retirar todas las sanciones”, dijo un miembro anónimo del equipo negociador iraní a la agencia Reuters.

El primer paso

Así, EEUU se mantiene con la misma premisa maximalista, pero en sentido opuesto: no se reactivará el acuerdo si primero Irán no para el enriquecimiento de uranio y pasa a permitir el acceso -algo que no está ocurriendo- de los inspectores de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA).

"Si esta es la posición que Irán sigue manteniendo [que primero se deben levantar las sanciones], entonces no veo una solución negociada", ha dicho un diplomático del equipo negociador europeo a la agencia AP

Los equipos negociadores occidentales, de hecho, consideran que lo que busca en realidad Irán no es encontrar puntos en común para avanzar en las charlas, sino ganar tiempo para, en un futuro, con un programa nuclear más avanzado, tener una mejor mano que jugar en las negociaciones.

El país persa, sin embargo, lo niega todo. “Para asegurar que pueda haber acuerdo, occidente tiene que pagar el precio de no haber cumplido con su parte del trato”, ha escrito este domingo el jefe negociador iraní, Alí Bageri Kani, en una columna en el Finantial Times en referencia a la salida del pacto de Donald Trump en 2018. 

“Como en cualquier negocio, un trato es un trato, y romperlo tiene sus consecuencias. No se nos pueden basar las charlas en que cumplamos [con el acuerdo de 2015] si fue el gobierno de los EEUU los que se marcharon del pacto unilateralmente”, escribe Kani.