A falta de tan solo cuatro días para que China de la bienvenida a los Juegos Olímpicos de inviernoReporteros Sin Fronteras ha traducido a nueve idiomas su informe en el que denuncia la "campaña de represión sin precedentes" desplegada por el régimen chino en contra del periodismo y de la libertad de información en el gigante asiático.

En 82 páginas, el informe de RSF analiza como Pekín presiona a periodistas nacionales y corresponsales extranjeros, así como su golpe a la prensa en Hong Kong. En los últimos meses, las redadas policiales contra medios de comunicación independientes se han disparado en una región anteriormente considerada modélica. Esa dura regresión democrática se ha acentuado tras la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional, que ha servido para perseguir a voces periodísticas críticas con el régimen y acusarlas de "terrorismo" o "sedición".

"El presidente Xi Jinping espera que los JJOO de invierno le ayuden a recuperar prestigio, a pesar de la campaña de represión masiva que tiene en marcha contra la libertad de prensa y el derecho a la información”, explica en el informe el director de la Oficina de Asia Oriental de RSF, Cédric Alviani. Asimismo, la oenegé insta a las democracias a “redoblar la presión para disuadir al régimen chino de proseguir con sus políticas liberticidas”.

Internet, la gran censura

Para domar a la opinión púbica, Pekín ha convertido internet en un gran ojo que todo lo ve. El aparato de vigilancia chino, conocido como El Gran Cortafuegos, controla con mano dura a los medios de comunicación y a los operadores de telecomunicaciones para obligarles a censurar cuestiones sensibles para el régimen, como el Tíbet o las protestas ciudadanas, y amplificar la versión oficial del Partido Comunista Chino. Pekín usa además un ejército de bots y trolls para inundar la red con sus consignas y acosar a los críticos, entre ellos periodistas occidentales.

Asimismo, toda comunicación digital privada pasa por el control de las autoridades, lo que compromete la seguridad de las fuentes de los periodistas. En un país donde hay "cárceles negras" para detener y torturar a la disidencia sin derecho alguno a la defensa jurídica, ese es un riesgo mayúsculo para el ejercicio periodístico. Desde 2019, los periodistas chinos que quieran obtener o renovar su tarjeta de prensa están obligados a descargarse una app móvil que extrae información personal sin su consentimiento.

Según la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa que elabora anualmente RSF, China ocupa la 177 en una lista compuesta por 180 países. El informe, publicado el pasado diciembre en inglés y francés, ha sido traducido ahora al español, alemán, árabe, chino, ruso, coreano, japonés, mongol y al portugués.