Al menos 12 refugiados y migrantes han muerto en la madrugada de este miércoles en la región fronteriza entre Grecia y Turquía, uno de los puntos más importantes del tránsito de personas migrantes hacia Europa

La noticia ha sido anunciada por el ministro de Interior turco, Süleyman Soylu que, de hecho, ha apuntado directamente hacia el supuesto culpable: Grecia. “12 de los 22 migrantes deportados ilegalmente por las fuerzas fronterizas griegas, a los que han robado la ropa y el calzado, han muerto congelados. La Unión Europea no tiene remedio, es débil y está vacía de sentimientos humanos”, ha tuiteado Soylu este miércoles. 

Atenas —como lleva haciendo desde hace años— ha negado las acusaciones. El gobierno griego niega sistemáticamente lo que desde hace varios años vienen denunciando miles de refugiados y organizaciones humanitarias: que la policía griega, al detener a los refugiados y migrantes que acaban de entrar a territorio heleno, les roba sus pertenencias y teléfonos, les pega, amedrenta y deporta de vuelta a Turquía. Por tierra o por mar.

Las denuncias son tan numerosas que incluso la UE ha prometido investigar lo que ocurre en la frontera entre Turquía y Grecia, donde Frontex, la agencia europea de control fronterizo, también opera —Frontex también es acusada de haber participado en las deportaciones masivas—. 

“La práctica ha sido normalizada. Se ha convertido en una rutina, algo coordinado y que funciona a través de los recursos del Estado [griego]. Ha llegado la hora de que se haga justicia”, ha dicho este miércoles la abogada griega Evgenia Kuniaki, miembro de una oenegé de defensa de los derechos de los migrantes. 

Grabaciones y documentos

Cada invierno surgen las mismas noticias: ante el frío gélido del invierno en la frontera terrestre entre Turquía y Grecia, algunas decenas de refugiados mueren congelados. Nunca, sin embargo, hay pruebas documentales de que la policía griega esté detrás de estas devoluciones en caliente. 

Esto, sin embargo, está a punto de cambiar. La refugiada iraní Parvin fue deportada, asegura ella misma, hasta seis veces de Grecia, y consiguió esconder su teléfono y grabar y documentar su experiencia. Este miércoles varias oenegés europeas han publicado una investigación forense sobre su caso.

“Me prometí a mí misma durante una de estas deportaciones que cuando llegase a Europa iría a un tribunal a buscar justicia. Porque esta violencia debe parar. Somos seres humanos. Quiero ayudar a recuperar el respeto por los derechos humanos”, ha dicho este miércoles Parvin durante la presentación online de la investigación.

“Esta es una de las primeras veces que vemos imágenes desde dentro de las celdas de la guardia fronteriza griega. Ante tales pruebas, el gobierno griego no puede continuar ignorando y negando que esta práctica es promovida por el Estado”, ha dicho Stefanos Levidis, miembro del equipo forense que ha liderado la investigación.