Luiz Inacio Lula da Silva ya tiene su compañero de fórmula en las elecciones presidenciales de octubre con la que busca evitar la permanencia de Jair Bolsonaro en el poder. Se trata del ex gobernador paulista Geraldo Alckmin, de inocultable impronta conservadora. Lula y Alckmin fueron rivales en los comicios de 2006. Uno ha creado el Partido de los Trabajadores (PT). El otro fue numerario del Opus Dei.- Lo que los une en el presente es el espanto y la posibilidad de la reelección del ex capitán retirado. La comunión de fuerzas entre dirigentes históricamente rivales desde que Brasil recuperó la democracia, a mediados de los años ochenta, quedó este viernes formalizada durante una reunión de la que participaron Lula y Alckmin. "Vamos a necesitar mi experiencia y la experiencia de él para reconstruir el país, hablando con toda la sociedad brasileña", dijo el hombre que gobernó al gigante sudamericano entre 2003 y 2010. Con esta alianza, que años atrás habría sido considerada de ciencia ficción y que tiene una fuerte marca de pragmatismo, Lula dijo a su vez que se le está dando a la sociedad "una demostración muy fuerte" de que Bolsonaro no puede permanecer en la presidencia más allá del primer día de 2023.

 "Este día es importante para mí. Alckmin. Serás recibido como un viejo camarada dentro de nuestro querido Partido de los Trabajadores. De ahora en adelante, no puedes ser tratado como un exgobernador y yo no puedo ser tratado como un expresidente. Tú me llamas camarada Lula y yo te llamo camarada Alckmin". El PT debe reunirse para repetir las mismas palabras de Lula. Nadie espera sorpresas al respecto.

Lula recordó a su vez la relación histórica entre PSB y PT. "Es perfectamente posible que dos fuerzas con proyectos diferentes, con los mismos principios, se unan en un momento de necesidad del pueblo. Tenemos que demostrarle a la sociedad brasileña que Brasil necesita amor y no odio".

Para Lula, Bolsonaro es un "genocida". Por lo tanto, será más fácil ganar la contienda electoral que la "tarea que tenemos por delante de recuperar este país", golpeado por el hambre y la inflación, y a la que se dedicará "con cuerpo y alma". Alckmin le reconoció a su ex rival grandeza política y desprendimiento. "La política no es un arte solitario. La fuerza de la política es centrípeta. Vamos a sumar esfuerzos para la reconstrucción de nuestro país". Recordó a su vez que en Brasil existe en la actualidad un Gobierno "que ataca la democracia y ataca las instituciones” y ha provocado “la mayor crisis de las últimas décadas".

Gestos mutuos

Cada uno ha hecho importantes concesiones para llegar a esta instancia. Lula decidió no hacer ninguna alusión a temas como el aborto e, incluso, recordó su condición de padre, abuelo y bisabuelo por encima de una política de sanidad pública. Alckmin, en tanto, abandonó el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), de Fernando Henrique Cardoso, para sumarse al Partido Socialista y, de esta manera, crear condiciones para la alianza.

La última encuesta conocida en Brasil días atrás, da cuenta de que Lula derrotaría a Bolsonaro en una segunda vuelta por 19 puntos de ventaja. Pero los analistas no descartan que el ultraderechista acorte distancias y se llegue a una instancia electoral de mayor dramatismo político. Un sondeo de la consultora Genial/Quaest acaba de consignar sin embargo que el 61% de los entrevistados piensas que el ex capitán retirado no debería tener una nueva oportunidad de gobernar. Por su parte, una encuesta del instituto Ipespe informa que Lula es considerado el mejor presidente de la historia republicana y Bolsonaro el peor.