Mario Draghi ha empezado a mover ficha para reducir la gran dependencia de Italia del gas ruso. En un viaje relámpago a Argelia, el primer ministro italiano ha llegado a un acuerdo por el que el país norteafricano le suministrará a partir del próximo otoño unos 9.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas por año, que llegarán a la península italiana a través del gasoducto Transmed. 

A cambio, Italia se compromete a trabajar en proyectos conjuntos que desarrollen “las energías renovables y el hidrógeno verde”, además de iniciativas para generar “oportunidades de trabajo” para Argelia. El pacto llega después de los desencuentros del Gobierno español con Argel. “Había prometido que Italia se movería con la máxima rapidez” para disminuir la dependencia de Roma del gas ruso. “Es un objetivo estratégico”, tanto que “habrá más acuerdos” de este tipo, ha subrayado, en esta línea, Draghi.

“Este Gobierno quiere defender a sus ciudadanos y a sus empresas de las consecuencias” del conflicto ruso-ucraniano, ha dicho el primer ministro italiano, en una brevísima rueda de prensa después de reunirse con el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune. Italia adquirió el año pasado unos 21.000 millones de metros cúbicos de gas de Argelia. El acuerdo firmado por las dos partes hoy será puesto en marcha por la petrolera italiana ENI junto con la argelina Sonatrach.

Cuesta arriba

El viaje de Draghi a Argel sí podría ser el primero de muchos otros, como dio a entender hace unos días el ministro de Exteriores de Italia, Luigi Di Maio, después de desplazarse hasta Catar y Azerbaiyán. “Nuestro objetivo es reforzar la cooperación energética”, afirmó Di Maio, que en los próximos días podría desplazarse a Congo, Angola y Mozambique, otros productores de hidrocarburos.

Los motivos son varios. Uno de ellos es que Argel, como también otros vendedores de hidrocarburos, son considerados países cercanos a Rusia y con sistemas políticos inestables. Además de ello, la cantidad de gas que Italia necesita importar del extranjero es mayúscula: equivale al 90% del gas que Italia consume (del cual el 40%, unos 29.000 millones de metros cúbicos, procedía, hasta ahora, de Rusia). De ahí que, pese a todo, el camino de Italia aún se anuncia cuesta arriba.