Una parada de tráfico por una infracción leve. Un joven hombre negro desarmado. Un policía blanco. Varios minutos de forcejeo, incluyendo con el taser del agente y, poco después, cuando el hombre negro estaba en el suelo y el policía encima de él, un disparo. El tiro en la parte de atrás de la cabeza de Patrick Lyoya acabó con la vida de este refugiado que llegó en 2014 a Estados Unidos con su familia huyendo de la violencia en la República Democrática de Congo

Sucedió cerca de las 8 de la mañana del 4 de abril en Grand Rapids, Michigan, pero ha sido este miércoles cuando las autoridades han hecho públicos cuatro vídeos del fatal encuentro. Inmediatamente ha prendido de nuevo la llama de la indignación que recorrió Estados Unidos tras el asesinato de George Floyd hace ahora casi dos años y se han registrado protestas en la ciudad de 200.000 habitantes del 'midwest'.

Agente en baja pagada y sin cargos

Ya los días previos varios cientos de personas habían salido a las calles de Grand Rapids para pedir justicia y exigir que se hiciera público el nombre del agente involucrado en el incidente. Este, que entro en el cuerpo de policía en 2015, fue puesto en una baja administrativa pagada tras lo sucedido y no ha sido imputado con ningún cargo. El suceso está siendo investigado por la policía estatal, que al concluir sus pesquisas las trasladará a la fiscalía, que es la que determinará si hay cargos.

 Aunque el fiscal la semana pasada pidió que hasta que se complete esa investigación no se hicieran públicos los vídeos, el jefe de policía municipal, Eric Winstrom, que solo lleva 37 días en el cargo, decidió no esperar.

Los hechos

En los vídeos hechos públicos este miércoles, que fueron grabados por la cámara del coche del policía, la que el agente llevaba encima (que dejó de grabar en un momento del forcejeo), la de seguridad de una casa, así como con un teléfono móvil por hombre que acompañaba a Lyoya en el vehículo, se ve al agente parar un coche que conducía en una mañana lluviosa por un barrio residencial del sureste de Grand Rapids.

 Lyola se bajó del coche y el agente le instó a volver al interior. Aparentemente confundido, Lyola preguntó qué había hecho mal. El policía, que en un momento le preguntó si hablaba inglés, le explicó que la matrícula no se correspondía con el vehículo, una infracción leve, y le pidió la licencia.

Lyola entonces abrió la puerta del coche y pidió a la persona que estaba en el interior esos papeles. En un momento dado cerró la puerta y empezó a caminar hacia el otro lado del coche, y el policía entonces fue a agarrarle, momento en que Lyoya trató de zafarse y empezó a correr.

El agente le alcanzó y empezaron un forcejeo, en el que el policía gritó un par de veces que dejara de resistirse. En un momento dado el agente sacó su taser y en las imágenes se ve a Lyoya agarrar ese dispositivo, aparentemente para evitar la descarga eléctrica. Luego Lyola acabó tumbado en el suelo, con el agente sobre su espalda. En ese momento, el agente gritó un par de veces que soltara el taser, aunque en las imágenes no se ve claramente si lo tenía en la mano ni si representaba un riesgo para el policía. Acto seguido, el agente disparó con su arma reglamentaria a Lyoya en la parte de atrás de la cabeza

Violencia y tragedia

“El vídeo muestra claramente que fue un uso de fuerza fatal, excesiva e innecesaria contra un hombre negro desarmado que estaba confundido por el encuentro (con el agente) y aterrorizado por su vida”, ha asegurado en un comunicado Benjamin Crump, el abogado que representó a la familia de George Floyd y que ha asumido también la representación de la familia de Lyoya. Crump, que dará una rueda de prensa este jueves, también subrayó que “Patrick nunca usó violencia contra el agente aunque el policía sí usó violencia contra el en varias ocasiones por lo que era una parada de tráfico por una infracción”.

Las autoridades locales, por su parte, han lamentado lo sucedido como una “tragedia horrible”. Esa es la expresión que usó en un comunicado la alcaldesa de Grand Rapids, Rosalynn Bliss, que estuvo presente pero no habló en la rueda de prensa de este miércoles.

Sí intervino en esa comparecencia el gestor municipal, Mark Washington. “Nuestra ciudad se ha sumado a la lista de ciudades en el país donde un afroamericano ha muerto como resultado del uso de fuerza en una interacción con las fuerzas del orden”, dijo el funcionario negro, que mostró el compromiso de la ciudad “para operar con total transparencia y rendir cuentas para asegurar que se impone la justicia”.

La gobernadora del estado, Gretchen Whitmer, emitió también un comunicado mostrando sus condolencias a la familia de Lyoya, que tenía dos hijas y cinco hermanos. La demócrata, que habló de “dolor y pérdida inimaginables”, pidió que las protestas fueran “pacíficas”.

Un problema extendido

El caso de Lyoya, no obstante, reaviva las tensiones por el excesivo uso de fuerza policial en encuentros con ciudadanos, especialmente con los negros. Según una base de datos que mantiene ‘The Washington Post’, agentes en servicio han disparado fatalmente a más de 250 personas en lo que va de año. También una investigación publicada el otoño pasado por ‘The New York Times’ reveló que los cinco años previos agentes de EEUU mataron a más de 400 conductores que no tenían armas de fuego o cuchillos ni estaban siendo perseguidos por crímenes violentos. El rotativo descubrió, además, que tanto la cultura policial como los precedentes en los tribunales a menudo exageran significativamente el riesgo que enfrentan los agentes en las paradas de tráfico.